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Nuevas propuestas de aventura y naturaleza en la Cordillera Blanca

Mi opinión

Sergio Cavassa, del equipo de Viajeros, recorrió el mágico Callejón de Huaylas para extasiarse con los atractivos de la Cordillera Negra y, sobre todo, para admirar las nuevas propuestas outdoor que se tejen en la Cordillera Blanca. En el distrito de Independencia, muy cerca al centro de la siempre activa ciudad de Huaraz, vecinos entusiastas, emprendedores locales y autoridades municipales están construyendo un destino turístico novedoso y al alcance de los bolsillos de ese turista nacional deseoso de vivir experiencias trascendentes y reconciliarse con la historia, la geografía y las culturas que bullen en nuestro país. La semana pasada, Independencia fue sede de una fecha del campeonato mundial de Sky Runner y la población en su conjunto vivió minuto a minuto el avance de los ultramaratonistas por las montañas y quebradas de su maravilloso territorio. Y quieren más, #elturismoayuda suena fuerte en la Cordillera Blanca, tenemos motivos de sobra para celebrarlo.


Texto y fotos Sergio Cavassa, enviado especial

Entre el 24 y el 26 de junio, gracias a una invitación del área de turismo de la Municipalidad de Independencia en Huaraz, participé con un grupo de periodistas e influencers limeños en un press tour que tuvo como objetivo presentar los atractivos turísticos de un distrito urbano de la principal ciudad del Callejón de Huaylas cuyos límites más notables abrazan literalmente la Cordillera Blanca y el Parque Nacional Huascarán. Las siguientes son las notas de un viaje al corazón de las montañas más bellas de nuestro país, un destino ideal para la práctica de los deportes de aventura y la contemplación de la naturaleza. Y que se encuentra, además, a la vueltita de la esquina…

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En el distrito de Independencia la vida urbana se da la mano con la vida rural y los aromas campesinos. Maravilloso.

Bienvenida Cordillera Blanca

Tras un viaje relajado, no muy pesado, en bus, llegamos al distrito de Independencia, en Huaraz. Casi siete de la mañana. Nos recibió alegremente Escarlet Lucano, nuestra guía durante los tres días del tour. Recogimos las maletas, nos juntamos los participantes, todos gente de prensa para ir a nuestros hoteles divididos en dos grupos. Independencia nos recibió con los brazos abiertos, bastante frío y unas vistas preciosas de la bellísima Cordillera  Blanca. El sol lucía esplendoroso, pero en la sombra, el frio calaba los huesos.

Desde el distrito de Independencia es posible sentir la majestuosidad de la Cordillera Blanca.

Luego de descansar un poco, ducharme y prepararme para la aventura, Escarlet, acompañada de los demás miembros de la comitiva pasó por nosotros para llevarnos a desayunar al rico restaurante Kay Pacha. Comimos unos panes muy sabrosos, tomamos café y té, y se unió a nosotros Alberto Cafferata, experimentado tour conductor ancashino que nos acompañaría en nuestra aventura.

Subimos al bus y nos dirigimos al mirador de Canshan, sobre la Cordillera Negra, desde el cual es posible observar toda Cordillera Blanca, con sus 140 kilómetros de extensión. Del mirador se dejaban ver, imponentes, los nevados del Parque Nacional Huascarán.  Desde el mítico Huascarán hasta el Copa y el Hualcán. Todos preciosos, inmensos y realmente impresionantes.

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Entre la Cordillera Negra y la Cordillera Blanca, toda la magia del Callejón de Huaylas.

Al bajar del mirador, fuimos a almorzar al restaurante El Cortijo, dónde comimos un delicioso tamal artesanal de entrada y un sabroso soufflé de quinua, acompañado con una sustanciosa alpaca al vino. La propuesta culinaria en el Callejón de Huaylas no tiene pierde.

En la laguna Radián

Con la barriga llena y las energías recargadas, emprendimos nuestro camino hacia la Laguna Radián, donde los chicos de Aupa Raju, una agencia que se dedica a organizar expediciones de aventura en las montañas de Huaraz y alrededores, nos esperaban con el campamento listo. El recorrido hacia la laguna, bellísimo, duró aproximadamente una hora, que nos sirvió para seguir observando paisajes hermosos. Poco a poco fuimos ascendiendo por las laderas de unas montañas acostumbradas a recibir los rayos del sol.

Los pinos decoran el paisaje que circunda la laguna Radián, un lugar ideal para la contemplación … y la aventura.

Cuando terminamos el camino en carro, llegamos a un punto en el que debíamos hacer una corta caminata hacia la laguna. Si bien es posible llegar en automóvil hasta unos 20 metros del espejo de agua, el camino es un tanto complicado y lo mejor es hacerlo con una 4×4. Al bajar, nos vimos, igualmente rodeados de nevados a un lado y al otro la Cordillera Negra.

Los nevados de la cordillera se reflejan nítidamente en el espejo de agua: nunca tan precisa la definición.

De ahí viene el famoso nombre del Callejón de Huaylas porque al estar rodeado de dos cordilleras, da esa sensación. Hasta la laguna, desde donde nos bajamos de nuestro vehículo, son entre treinta a cuarenta minutos a pie, dependiendo de que tan acostumbrado a la altura se esté, o que tan bien te hayas aclimatado. Ascendimos 150 metros caminando, donde la naturaleza y el aire puro nos rodeaban, nos cruzamos con ganado, abundante flora local y atravesamos un pequeño bosque de pinos antes de llegar a una última pequeña ladera tras la cual se ocultaba la laguna Radián, a 3,900 m.s.n.m.

Laguna Radián, un sueño…

Ahí nos instalamos, guardamos nuestras cosas y nos abrigamos mejor para la fría noche que se nos venía encima. Luego tomamos fotos del alucinante atardecer, donde veíamos el sol caer tras la cordillera y el cielo tomar colores que parecían sacados de una pintura. Antes de que anochezca, tomamos unos calentitos para recibir el frío bien preparados. Y después, al caer la noche, armamos una fogata detrás del campamento al pie de la laguna, mientras los compañeros de Aupa Raju preparaban la cena. Una rica carne a la parrilla, acompañada de papas cocidas y una sencilla ensalada, que complementaban muy bien con la carne. Bebimos un licor de muña, calentito para el frío, producido por la marca Mestizo. Perfecto para ese clima y para acompañar la cena. Terminamos viendo el cielo despejado, donde se veían una gran cantidad de estrellas y constelaciones, para luego echarnos a dormir.

Al caer la tarde bandadas de yanavicos, el ibis de la puna, se apoderan de las orillas de la laguna para continuar el ciclo de la vida.

A la mañana siguiente nos levantamos temprano para ver el amanecer. Espectacular. Increíble ver como el sol iba tomando cada rincón y cada una de las paredes de los nevados empezaban a brillar e irradiar luz, así como la laguna reflejaba las cumbres como un espejo, haciendo parecer que el paisaje se volvía infinito.

Desayunamos cuchicanca, un plato típico de la zona que consiste en lechón cocinado en una asadera y luego en un horno. Este vino con mote y lo acompañamos con un café reparador. Tras comer preparamos nuestras mochilas y regresamos por la misma ruta por donde habíamos venido el día anterior. Ahí nos llevaron a la quebrada de Quilcayhuanca, dentro del Parque Nacional Huascarán, desde la cual se observa el nevado Churup. En la quebrada se puede practicar ciclismo, trekking y hacer largas caminatas. También vimos pinturas rupestres grabadas sobre la pared de una roca inmensa. En este recorrido nos acompañó Dora Camino, del área de turismo de la Municipalidad de Independencia, quien organizó todo este viaje para promover el turismo en la zona de Independencia. Ella nos aportó datos y estaba encantada de vernos fotografiar todo lo que veíamos a nuestro paso.

A pesar de la soledad de los paisajes, la presencia humana es continua en el Parque Nacional Huascarán.

Al regresar de la quebrada, fuimos a almorzar a la asociación Yurac Yacu, un café perteneciente a Diana Morris, propietaria del lodge Lazy Dog Inn, y de una ONG llamada Andean Alliance, con la que busca ayudar a las familias de la zona, dándoles trabajo y compartiendo sus artesanías en lana. Almorzamos unas deliciosas quesadillas rellenas de barbacoa de res y vegetales, acompañadas con arroz y frejoles. Bebimos té de hierbas fresquitas y una limonada refrescante.

Cuando terminamos de comer, un compañero de viaje y yo, nos quedamos en el Lodge Lazy Dog Inn, y la otra parte del grupo se acomodó en los Domos en la Cordillera Blanca que visité al día siguiente para constatar lo magnífico de sus instalaciones y el concepto bastante innovador para la zona, desde el cual podía verse la Cordillera Blanca. El Lazy Dog Inn, un lugar encantador y acogedor, es un lodge donde se ofrecen paseos a caballos por la zona e incluso por las quebradas cercanas. La propuesta que tiene Diana con este lodge es de un lugar eco amigable, y con los ingresos que se reciben poder sustentar la asociación de Yurac Yacu. Ahí pasé la noche, en un cuarto cálido, camas cómodas que daban la sensación de dormir en una nube, con agua caliente e incluso chimenea dentro del cuarto.

Desde todos los rincones de la quebrada Quilcayhuan es posible observar la belleza y grandiosidad de los nevados del Parque Nacional Huascarán.

Cené una calentita crema de coliflor con pimiento, de segundo, polenta con ratatouille y de postre, crepés con manzana caramelizada, todo muy bueno, saludable y ligero. Terminé y fui al cuarto para descansar al pie de la chimenea, donde dormí muy plácidamente con el crepitar de la madera y el calor que el fuego desprendía.

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En la quebrada de Llaca

La mañana siguiente; y siendo ya el último día, luego de un desayuno muy completo y contundente para tener energías para todo el día; que consistió en una ensalada de frutas, granola con yogurt, avena, jugo de naranja y café (esa fue la opción que elegí entre otras opciones de desayuno), fuimos a encontrarnos con el resto del grupo para iniciar nuestro camino hacia la Laguna Llaca, donde haríamos paddle board.

El camino aunque sinuoso fue tranquilo. Hicimos paradas para tomar foto para apreciar los nevados Vallunaraju, Ocshapalca y Ranrapalca. Así como apreciar la flora de la zona; que en gran parte consistía en un bosque de queñua (Polylepis) y también ver la fauna, como distintas aves y mamíferos como zorros o vizcachas.

Nada más hermoso que captar la prestancia de las escurridizas vizcachas.

Al llegar, bajamos los paddles inflables e hicimos una pequeña parada en el Refugio Llaca. El lugar es un centro de formación y entrenamiento de montañismo que prepara a los avezados que escalan los grandes nevados, así como a los que quieren ser guías. A unos diez minutos estaba la laguna Llaca a 4,474 m.s.n.m. Una laguna turquesa al pie de los nevados. Ahí practicamos paddle con el guía Alberto Cafferata, que nos dio una clase maestra sobre como realizar esta actividad en la laguna. Su empresa, Aktiveperu, trajo este deporte al Perú en el 2017 inaugurándolo en las lagunas de Huaraz. Él se encarga de hacer estos paseos en paddle por las lagunas de la zona, para que puedas disfrutar de una experiencia única e inolvidable.

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Surcar las lagunas de la Cordillera Blanca en paddle es una posibilidad si se cuenta con buenos guías y equipos en óptimo estado.

De regreso, almorzamos sopa y trucha frita con papas doradas en el refugio Llaca, para volver a Huaraz con la barriga llena y el corazón contento.

Una vez en Huaraz, dejamos nuestras mochilas en la empresa de buses, para así estar más ligeros y poder ir a comprar algunos recuerdos, quesos y manjares de la zona antes de la última cena acompañados de este gran equipo.

Vivir la experiencia de estar al lado de estos colosos, es posible.

Volvimos al restaurante Kay pacha, donde el alcalde de Independencia Ladislao Cruz Villachica nos esperaba alegre con su esposa y otros acompañantes que hicieron posible este animado e interesante tour. Una vez sentados en la mesa, nos dio unas palabras, contándonos sobre su pasado, y lo emocionado que estaba de habernos recibido. También habló Dora Camino y sus compañeros de la Municipalidad de Independencia de las propuestas que tienen para promover un turismo consciente y de aventura en Independencia. Nos dieron un presente; que consistía en un agradable pisco infusionado con muña y continuamos probando un gustoso Cordon Blue, con su respectiva bechamel y papas y ensalada para luego dirigirnos a la empresa de buses y despedirnos de quienes nos habían acompañado estos tres días tan maravillosos para volver a Lima.

Independencia, distrito de Huaraz, busca promover el turismo interno o nacional, con sus diferentes actividades de aventura las cuales varían desde sencillas caminatas para presenciar bellos atardeceres en la laguna Radián, hasta trekking, escalada en los nevados o paddle en las lagunas. Dejo Independencia con un bello sentimiento e impresionado por lo bello que puede ser nuestro país, pensando en lo mucho que se puede aprovechar y cómo más compatriotas deberían visitarlo. Ojalá pronto vuelva, para volver a apreciar y quedarme anonadado con los paisajes tan únicos que se pueden ver en el Callejón de Huaylas.

Volveremos…

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