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Una vueltita por el Ulcumano Ecolodge de Oxapampa

Mi opinión

Marco Zileri, periodista por vocación y vieja tradición familiar, se internó en la selva de Oxapampa para vivir en plenitud la experiencia Ulcumano Ecolodge, un albergue pero sobre un todo un Área de Conservación Privada, en manos de un profesional que se propuso hace mucho conservar en revolucionaria exactitud un pedacito del Edén que miles de años de evolución ha ido creando en la selva central de nuestro país. Y que ahora concita la atención de profanos, amantes de la vida natural y estudiosos de todo el mundo en busca de nuevos datos para la ciencia y las amenazas del cambio climático y las mil calamidades asociadas a su devenir.


Texto y fotos Marco Zileri, especial para Caretas

Misión en la selva de Oxapampa, sobrevivir

Eduardo de la Cadena pisa seguro el limo de la trocha que se interna en la montaña por un túnel vegetal. Es mediodía del sábado 25 de junio y el sol se filtra entre las hojas. De la Cadena, 45, es ingeniero forestal de la Universidad Agraria La Molina. Hace 15 años sentó raíces –literalmente– en estas laderas a media hora del pueblo de Oxapampa. Guía esa mañana a la familia Sánchez Aizcorbe por los entresijos de la jungla. Se detiene ante un matorral de hojas verdes claras que crece a orillas de la trocha. Arranca un puñado. “Prueben”, invita mientras se introduce un puñado de hojas a la boca. El sabor es ácido y sabroso. “Es un trébol, oxalis se llama, lo uso en las ensaladas”, dice.

El Jardín Botánico de Missouri realiza investigaciones anuales en Ulcumano.

Reanuda la marcha. Sobre el lodo, una pequeña huella le llama la atención. Está fresca. Ha sido impresa hace menos de una hora calcula. “Tigrillo”, aventura. Aguzamos la mirada por entre la maraña boscosa. Ante nosotros se eleva una planta de hojas radiales, un helecho tan antiguo como los propios dinosaurios. Se reanuda la marcha. El rumor de un arroyo acompaña a la pequeña comitiva musicalmente. Un canto agudo, acompasado, melodioso proviene de las alturas. El guía extrae un celular del bolsillo y pulsa una App de Merlin eBird. El aparato reproduce el canto que acabamos de escuchar. Responde el ave oculta entre las sombras. El intercambio coral se repite. “Es un tapaculo”, identifica De la Cadena, “Su nombre científico Scytalopus femoralis“.

Ahora el guía ilustrado se detiene ante un matorral de hojas grandes y alongadas. Arranca una muestra de raíz. “Achira”, informa mientras limpia con el corta plumas la tierra del bulbo. “Es una planta exótica, familia del kión”, dice. Corta una fina lonja. Invita a probarla. En efecto, tiene un sabor suave y amargo. Las bromelias suculentas y moradas cuelgan de las ramas de los árboles sobre nuestras testas. “Es el alimento preferido de los osos de anteojos, la abren como una alcachofa y se comen el corazón”, describe el ingeniero forestal. Apenas hemos avanzado 150 metros en medio de la jungla desde el punto de partida en el albergue Ulcumano cuando alcanzamos la primera torre del circuito de puentes colgantes construido a pulso por De la Cadena, con un solo asistente, durante los largos meses de la pandemia.

Más de un centenar de especies vegetales en una hectárea.

Escalamos la torre armada de varas de metal de color verde hasta alcanzar una plataforma sobre el dosel de los árboles a 12 metros de altura. Un mar de hojas iluminado por el sol tropical ondula por la pendiente. La Cordillera Central cierra el panorama hacia el Oeste. El nevado Huaguruncho se empina por encima de la línea del horizonte. “Colmillo blanco”, le dicen. Hacia el Este asoma una montaña en forma de domo cuya cresta es el límite del área de conservación privada de 102 hectáreas que De la Cadena gestionó ante el Estado, en 2008.

De la Cadena fue pionero en Oxapampa en este tipo de mecanismos de protección de la naturaleza público-privada. Hasta inicios del presente año, De la Cadena presidió la Red de Iniciativas de Áreas de Conservación de Oxapampa (RIACO) que hoy suma un territorio total de 20,000 hectáreas bajo esquemas similares de protección de la naturaleza en Pasco, Huánuco y Ucayali. Se predica con el ejemplo. Las concesiones de áreas protegidas son por 40 años renovables siempre y cuando se cumplan con las exigencias de la Ley: la implementación de un plan de manejo quinquenal y la entrega periódica de información científica sobre el predio.

Desde el puente colgante se recorre el dosel de la jungla.

El Jardín Botánico de Missouri anualmente se interna en el bosque y realiza un detallado inventario de la flora en Ulcumano. El 2021, los botánicos descubrieron una nueva especie de árbol que fue registrada como Meriania vasquezii –el líder del equipo de investigadores fue R. Vásquez. Un convenio con la Universidad Nacional Agraria La Molina permite realizar estudios de otras disciplinas de las ciencias naturales. La investigadora Gabriela García se pasó dos meses colgada de la copa de los árboles para investigar variedades de orquídeas y líquenes. Otras de las sorpresas a nivel casi microscópico es la presencia de la rana arlequín (Atelopus oxapampae) que mide apenas un centímetro de largo, una verdadera rareza. En total se han identificado 24 especies de ranas en esta parcela del bosque húmedo montano tropical, cuatro posibles nuevas para la ciencia, y una endémica.

El brinco al circuito de puentes colgantes ha permitido acceder al dominio aéreo de las aves, 266 especies registradas a la fecha. “Ulcumano es uno de los hotspots de avistamiento de aves para eBird”, apunta De la Cadena. Cada visitante lleva puesto un arnés de seguridad. Engancha las argollas en el cable de seguridad, da un primer paso cauto pero seguro sobre el vértigo, el puente se bambolea con el peso del transeúnte ligeramente. Un tronco pelado se proyecta hacia el cielo muy cerca.

Eduardo de la Cadena, ingeniero forestal y guía ilustrado.

El guía tamborilea el tronco con el puño. El sonido imita al de un pájaro carpintero. Es un árbol de cecropia, hueco por dentro, un masivo hormiguero, y cientos de inquilinos emergen a la superficie ante el retumbar de los nudillos. De la mano del especialista, los visitantes descubren las múltiples y extrañas relaciones biológicas en la jungla. La ley de la selva es en el fondo un tinglado de supervivencia entre especies de flora y fauna. El circuito de puentes colgantes de 250 metros consiste en seis torres desde las cuales se aprecian ángulos distintos de la jungla. El entramado vegetal en el suelo se aprecia verticalmente en su matemática distribución.

“¿Conocen la sucesión de Fibonacci?”, señala De la Cadena con un puntero láser la distribución radial de un helecho gigante. Musgos y líquenes, orquídeas y hormigas, aves del paraíso y gatos monteses  en apenas 500 metros de caminata por tierra y aire. El retorno al albergue al cabo de dos horas por el mismo camino es igualmente pausado. La jungla amazónica es una fuente infinita de sorpresas.

Biocorredor estratégico


Ulcumano forma parte del biocorredor de áreas naturales de la Reserva de Biosfera Oxapampa-Asháninka-Yánesha reconocida por la UNESCO, en 2010. La Reserva de Biosfera comprende toda la provincia de Oxapampa que se extiende hasta Puerto Bermúdez, Pozuzo y Ciudad Constitución. Un tercio de los 17,700 km2 tienen un grado de protección, el Parque Nacional Parque Nacional Yanachaga-Chemillén (122,000 hectáreas), las Reservas Comunales de Yánesha y El Sira, así como el Bosque de Protección de San Matías-San Carlos, sin las más grandes, La lista corta de áreas de conservación privadas (ACP) y concesiones profundiza la vocación regional por la conservación.

Más data

Ulcumano Ecolodge es un albergue enclavado en la selva de Oxapampa, un destino manifiesto para los amantes de la naturaleza, aves y ranas, flora múltiple y asombrosa. Tiene seis cabañas de hospedaje independientes y ocultas entre la foresta con un total de 22 camas, abastecidas por energía solar, sin WiFi. El precio por noche es S/ 295 por persona con desayuno, almuerzo y cena y guiados incluídos. Un sendero por el bosque conduce al comedor y sala de estar y zona Internet. Ingrid, esposa de Eduardo De la Cadena, está a cargo  de la cocina de muy buena sazón y repostería. Figura en la lista de hotspot de avistamiento de aves de eBird –el sitio web y base de datos biológica de observaciones sobre aves que proporcionan a científicos, investigadores y naturalistas aficionados datos en tiempo real sobre la distribución y abundancia de aves. Cuenta con 250 metros de puentes colgantes,  un zipline y una palestra de escalamiento para las almas más vertiginosas.

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