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Iván Canturín luego de cruzar los salares Copaisa y Uyuni, en Bolivia: “Todos los días recuerdo que cada uno tiene su propio Everest”

Mi opinión

Iván Canturín, deportista extremo e hiperactivo promotor del INKAFEST, el clásico festival de cine de montaña que ya va por su décima cuarta edición, estuvo de paso por Lima antes de partir hacia Ushuaia, en el extremo sur del continente, para continuar con su agenda de activista de la vida outdoor y el montañismo planetario.

A Iván lo seguimos desde hace mucho, tal vez desde la edición número uno del Inkafest y compartimos con él todos sus sueños. Lo acompañamos en la versión peruana de la Marathon des Sables del 2017 y lo acabamos de seguir en Bolivia en su último desafío: cruzar los salares de Copaisa y Uyuni.

Entre el 3 y el 10 de agosto, el peruano Iván Canturín y Warner Rojas, primer deportista extremo de Costa Rica en llegar a la cima del Everest, llevaron a cabo, con éxito, el Cruce de los Salares, desafío para bravos que es el primer capítulo de una historia de perseverancia y amor al planeta que el propio Iván nos cuenta en esta entrevista exclusiva para SPV.

Canturín y Rojas son miembros del team SPOT.


Te conocíamos como promotor cultural, como el hombre detrás de los promocionados Inkafest, ¿qué sucedió?, ¿desde cuándo esta afición extrema?

Mi afición por la montaña se inicia hace casi 20 años, podría decir que en paralelo a esto de la aventura. Obviamente, avanzando paso a paso, con cuidado: primero fueron clubes de trekking, después saliditas de un día, luego excursiones de varios días; de allí frecuentar los clubes, los eventos, las incursiones a la montaña con amigos, principalmente a la Cordillera Blanca.  De la Cordillera Blanca a la Cordillera Central, en Lima, para ir aprendiendo lo que significa salir a la aventura de verdad, con todo lo que eso implica: equipo, ropa adecuada, comida, etcétera. Por último, subir a la montaña, solo, con mucho respeto, por cuatro días.

Muchos viajes, mucha adrenalina…

Sí. De pronto la afición por la aventura fue cobrando mayor intensidad en mi vida y me empecé a mover por todo el Perú. En eso ando desde entonces, una aventura que me ha llevado a practicar ski, canotaje, parapente, running y este año tengo planeado esquiar en arena, sobre las dunas (sandski).

Aventura como cancha y harta difusión de los deportes de montaña, ¿no?

Los viajes de aventura, de una forma u otra, me han llevado por varios países de Sudamérica, Norteamérica y Europa. Pero todo empezó hacia el 2003 cuando creamos con José Usquiano, compañero de aventuras, CLIMBINGPERU, un magazine web donde clasificábamos los deportes de aventura que se practicaban en nuestro país por cordilleras y rutas de trekking, detallando al milímetro cómo llegar a cada una. Esa experiencia fue muy útil para la gente que nos seguía y también para nosotros. Imagínate, podías bajar info de calidad sin pagar un sol…

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¿Y de allí el Inkafest?

Sí, dos años después, a mediados del 2005 nace el INKAFEST, el festival de cine de montaña que este 2018, en el mes de octubre, en la ciudad de Arequipa, cumplirá su edición 14°. ¡Catorce años de puro cine de montaña!

Increíble, te vas acercando al quino, felicitaciones, son pocos los emprendimientos culturales que logran seguir tan firmes después de tanto tiempo. Me imagino que el equipo que te apoya en la organización debe querer cogerte del cuello para tenerte en tierra firme, lejos de la montaña. ¿no?

Sigamos, el año pasado te vimos correr en la versión peruana de la Marathon de Sables, 250 kilómetros por las dunas y el desierto de Ica. ¿Qué significó la MDS en tu carrera de deportista extremo?

La Marathon de Sables en el Perú fue algo extraordinario, una experiencia única.  Y recorrer el desierto de Ica, un privilegio. Desde que SPOT me hizo llegar la invitación (como embajador de la marca) sentí que asumía un gran desafío por varios motivos. El primero, terminar la carrera, llegar a la meta después de correr los 250 km.

El segundo, sobrevivir: hace algunos años sufrí quemaduras muy serias en el cuerpo por el sol tan intenso del desierto de Ica, con decirte que mi pie no entraba en el zapato y mis piernas eran un desastre.  La espalda, para qué te cuento, llena de globos y la piel tostada. Fueron tantas las lesiones que el médico me prohibió estar en contacto con el sol. Me prohibió hasta ir a la playa…

¡Qué bruto!

(Risas). Fue el desafío que necesitaba para dejar atrás mi pleito con el sol de Ica…

¿Recuerdos de la Marathon des Sables en las arenas de Ica?

Muchos, en principio conocer a grandes runners con los que ahora comparto, entre tantas cosas, el tema de los grandes retos.

¿Anécdotas?

(Risas) La gente del team SPOT no podía creer que llegara todos los días a los vivacs con los pies en buen estado. Mis compañeros de equipo tenían que ir a la enfermería para que les reventarán las ampollas. “Oe, me cochineaban, te deben estar trepando a la camioneta de auxilio, llegas a la meta como cohete”. No sabían que tenía los pies protegidos por Taga Derm, una membrana quirúrgica muy delgada y transparente que me ponía todos los días en ciertas partes de los pies para evitar el desastre de Ica. La experiencia es la mejor aliada en estos casos.

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¿Cómo te preparaste para esta ultra maratón?

Un año antes ya había empezado a caminar entre 20 a 23 kilómetros por día por el desierto de Pisco En eso me apoyó Renzo Miranda, él venía haciendo este tipo de salidas full day como preparación para realizar travesías en el desierto de Ica.

También uní a pie y totalmente autoabastecido, la distancia que media entre Marcona y la desembocadura del río Grande, a la altura de Puerto Caballas. Cuatro días que me sirvieron para no sentirme como un extraño en la MDS.

¿Y ahora tocó Uyuni?

El cruzar los salares de Uyuni y Coipasa, en Bolivia, es parte del proyecto “Chasing desert” (Persiguiendo el desierto). Fueron siete días muy intensos de travesía por estos salares, abastecidos por nosotros mismos y jalando dos trineos con ruedas que se mandaron a diseñar y construir especialmente para este tipo de caminata. En esto nos ayudó Aníbal Quispe, un capo. Imagínate, cada uno llevó 35 litros de agua, carpas, comida, un panel solar con salida para USB y todo lo que se necesita para este tipo desafío.

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¿Cuántos kilómetros caminaron?

La travesía tuvo un recorrido total de 280 kilómetros. Partimos del pueblo de Sabaya (a 40 kilómetros de la frontera con Chile), cruzamos el salar de Coipasa y de allí recorrimos todo el salar de Uyuni hasta llegar a Colchani, el punto final de la travesía. Todo estuvo muy bien planificado, lo que no pudimos prever fueron los cambios que están sucediendo en el clima, nos tocó una nevada muy fuerte en el salar del Coipasa que no teníamos previsto. Esa tormenta y el agua de las lluvias en las semanas anteriores hicieron que gran parte de los salares estuvieran con agua dificultando la travesía.

Entiendo que este primer reto es parte de una aventura mayor, la de cruzar los desiertos más bravos del planeta en los próximos años, ¿qué pasó, te has vuelto loco?

Sí, en efecto, me he vuelto loco (risas). Este proyecto se llama Chasing Desert y consiste en cruzar a pie los grandes desiertos del planeta. Desde hace dos años lo veníamos analizando, conversando, tratando de darle forma de forma pausada. Para mí era una idea a la que había que prestarle atención, pero para nada prioritaria en mi vida. La Marathon de Sables fue el detonante para iniciar con fuerza el proyecto, buscar la financiación que se necesita y los aliados y compañeros para asumir el reto.

El proyecto tiene un componente ambiental al que hemos denominada AGUA es VIDA, para ello hemos entrado en contacto con la organización WATER.org para recaudar  fondos que puedan ser destinados a llevar agua a los hogares que más lo necesitan. Water.org  es  una organización patrocinada por el actor Matt Damon.

¿Cómo así te topaste con Warner Rojas, tu compañero en el cruce de los salares bolivianos…?

Warner Rojas es un montañista tico y primer costarricense en llegar a la cima de Everest; lo conocí en el INKAFEST Mountain Film Festival del 2008 cuando vino a ascender unas montañas de la Cordillera Blanca-

Warner es también embajador para Costa Rica de SPOT.  En una de las tantas venidas a Perú a subir montañas, coincidimos y le comenté el proyecto, así que desde Perú y Costa Rica fuimos viendo quienes podrían ser aliados para este cruce de los salares.

¿Cómo ha sido tu preparación?, ¿quiénes te auspician en esta oportunidad?

La preparación empezó el 2017 y continuó en el 2018: trabajo funcional con un coach y salidas de entrenamiento a desiertos y montañas, además de seguir en el running en la ciudad.

Web: http://www.chasing.mountain-culture.com/index.html

El cruce de los salares bolivianos cuenta con el apoyo de las empresas SPOT, Laboratorios Crespal, Sorojchi Pills, marca país Costa Rica, The Meat Makers Perú, Hawk, Ciclón Energy Drink , Solar Max Powered,  SASA Servicios ambientales, Agua VITAL, Aldea, WATER.ORG, NOVUM y Mountain & Culture.

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¿Luego de Bolivia qué sigue?, ¿cuál es tu próximo reto?

Luego de Bolivia parto a Ushuaia, al fin del mundo, como miembro del jurado del Festival Internacional de Cine de Montaña de Argentina, allí con toda la calma que te da el fin del mundo definiré el próximo reto 2019.

Finalmente, Iván, ¿qué es lo que te motiva a seguir outdoor, a seguir la aventura aparentemente interminable de querer retener el mundo –sus paisajes, sus montañas, sus cordilleras- con las manos?

“Si nos pasamos la vida aguardando que pase algo determinado y no actuamos es muy probable que lo único que pase sea la vida misma.”, lo escuché en un audiobook y me pareció muy interesante. Creo que debemos estar siempre en movimiento en esta vida y salir de lo que sabemos va a suceder,   creándonos retos por muy pequeños o grande que sean,  recuerda que cada uno  tiene su Everest.

21/8/2018

Isabella Falco: «La Maratón de Sables ha sido una vitrina excelente para el Perú y sus atletas»

 

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