Mi opinión
El amor que Héctor Sueyo, el actual Sub-gerente de Participación Ciudadana y Comunidades Nativas del Gobierno Regional de Madre de Dios, ha tenido y tiene por su padre, el mítico Sontone, es inmenso. Inacabable. Lo sé porque he tenido la fortuna de conocerlos y de espectar, alborozado, las tantas gestiones que Sueyo hijo ha hecho y sigue haciendo para que se conozca y se perennice el legado de quien tomó el nombre de Antonio Sueyo para vivir entre los gentiles que su pueblo evitó contactar durante muchísimos años en el afán de huir del malhadado trato que le daban los hombres llegados desde el otro lado de sus montañas a los habitantes de estos bosques.
Sontone tuvo una cita con la inexorable muerte hace un tiempito nomás, lo comentamos en nuestras redes sociales. El venerable anciano partió de este mundo acompañado de los suyos después de vivir por largas temporadas en la comunidad nativa de Boca Inambari donde lo conocí un poco antes del inicio la pandemia. Nuestro encuentro fue alucinante: yo, un extraño en una de las orillas del río Madre de Dios, sin más compañía que el respeto y fascinación por su magisterio a cuestas y él, un anciano solitario en un bohío al margen del tiempo. Conversamos como pudimos en cualquier idioma y me fui de sus pagos asombrado de su estampa, de su indescifrable soledad, de su temple. Al poco tiempo me anime a escribir lo siguiente, se los dejo por aquí mientras celebro la justa distinción que le acaba de otorgar al guerrero harakbut, In Memoriam, el Ministerio de Cultura del Perú:
“El día que Sontone – Antonio Sueyo Irangua – harakbut de la comunidad nativa de Boca Inambari, en Madre de Dios, escuchó por primera vez el bramido del motor de una avioneta pensó que era un águila nocturna zikyosin: “¡Cómo quisiera cazarla para pegar sus plumas del ala en mis flechas!”, se dijo en voz baja.
Entonces Antonio vivía en una jak tone o maloca comunal en la quebrada Abukwe, cerca a la boca del río Ori’we que ahora conocemos como Madre de Dios, con sus padres Irangua y Aisembu y sus hermanas Tapoparo (bautizada como Margarita Vera) y Sidnbu, cristianizada como Rosario y muerta en la misión dominica de El Pilar, en las proximidades de la ciudad de Puerto Maldonado.
Antonio Sueyo, gracias al tesón y el buen pulso de su hijo Héctor, sociólogo por la Universidad Inca Garcilaso de la Vega y en la actualidad responsable de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Madre de Dios, acaba de publicar un libro donde relata los pormenores de su vida en la selva, lejos de los zarpazos de occidente y de la codicia de los foráneos que invadieron su territorio para llevarse las maderas finas, el gas, el oro y el petróleo que se esconden bajo el manto de nubes eternas donde han vivido desde siempre los harakbut”
…
“Sontone recién pudo conocer el mundo de los foráneos al morir su segunda esposa. Fue Apaktone, el sacerdote dominico José Álvarez que salvó a los harakbut de las garras de la destrucción, si seguimos el relato de Yesica Patiachi, la maestra bilingüe que habló en nombre de los pueblos indígena durante el encuentro que tuvieron con el papa Francisco, quien lo convence, de a pocos, para dejar el aislamiento y vivir como cristiano en la misión de San Miguel de Shintuya.
Vestido con una truza y una camiseta proporcionada por los misioneros, Antonio Sueyo Irangua se deja cortar el cabello antes de formar familia y ver crecer y educar a sus hijos. “En la misión de Shintuya mi hijo empezó a estudiar primaria. En aquel entonces yo no entendía qué era estudiar, pero ahora creo fue útil que aprendiera castellano y las sumas y restas. De una u otra la misión nos dio un modelo de vivir, alrededor de una cancha de fútbol, con una escuela y un puesto de salud. Esa es nuestra vida ahora”, comenta al final de su relato.
“A veces siento añoranza de nuestra vida en el jak tone, concluye, donde nací y crecí. El inicio de verano me trae a la memoria mi rito de iniciación y la gran fiesta, la alegría de capturar peces con barbasco –una planta cultivada por los harakbut con conjuros y cuidado excesivo- y los recorridos por el monte para cazar animales (…) Mucho ha cambiado desde entonces, nuestro antiguo territorio es hoy la Reserva Comunal Amarakaeri (…) Hoy nuestra extensión de terreno es más limitada. Yo creo que necesitamos áreas más grandes para conservar los animales y peces que son nuestra fuente de vida. Veo con mucha preocupación que cada año vienen a Madre de Dios más personas en busca de oro que destruyen nuestros bosques y los que fue nuestro wadari (territorio)”
Abrazos y parabienes, Héctor, que tu padre siga haciendo para ti y para tu pueblo una luz infinita.
Agencia Andina
El Ministerio de Cultura otorgó la distinción póstuma de Personalidad Meritoria de la Cultura al sabio y líder indígena, Antonio Sueyo Irangua, conocido como “Sontone”, por su destacada contribución a la transmisión y revaloración de los saberes ancestrales del pueblo Harakbut, constituyendo un aporte significativo al desarrollo cultural del país; así como por ser promotor de la cultura de su pueblo.
El integrante del pueblo Harakbut, «Sontone», como lo llamaban sus padres, vivió su niñez y adolescencia en situación de aislamiento en los bosques de lo que hoy es la Reserva Comunal Amarakaeri, en Madre de Dios. En la década de 1950, su pueblo fue contactado por misioneros dominicos.
Más info en Soy Sontone, memorias de una vida en aislamiento / Héctor y Antonio Sueyo
Leer más en: “Todavía no quiero morir, yo quiero luchar”. Antonio Sueyo, octogenario harakbut de Madre de Dios, fue vacunado en Puerto Maldonado
A través de este reconocimiento, se considera su aporte significativo al registro, difusión de su cultura indígena y con ello al desarrollo cultural del país y además al trabajo literario y la difusión de las vivencias de Antonio Sueyo, como miembro de un pueblo indígena en situación de aislamiento, que contribuye con la protección de los derechos de los Pueblos Indígenas en Situación de Aislamiento y Contacto Inicial – PIACI.
Los Harakbut son un pueblo indígena que habita principalmente en los departamentos de Madre de Dios y Cusco, entre el río Madre de Dios e Inambari. Su lengua indígena pertenece a la familia lingüística Harakbut. Este pueblo indígena está conformado por varios subgrupos o parcialidades, de los que se han llegado a identificar hasta dieciocho. Entre ellos, los más conocidos son los wachipaeri.
DATOS:
En honor a su memoria, los invitamos a leer el libro «Yo soy Sontone», que relata su testimonio. Fue escrito por él en colaboración con su hijo Héctor Sueyo Yumbuyo. Puedes revisarlo aquí.
Este otorgamiento de Personalidad Meritoria de Cultura se efectúa a través de la R.M. 000137-2024-MC, firmado por la ministra de Cultura, Leslie Urteaga Peña.