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Parque Nacional Huascarán: Pompeyo Guillén, el guardián del hielo…

Mi opinión

Don Pompeyo Guillén cuida las montañas y lagunas del Parque Nacional Huascarán mucho antes de su establecimiento como #áreanaturalprotegida en 1975. Es, sin duda, el patriarca de los #guardaparques del Perú. Por su infatigable dedicación y compromiso obtuvo el año pasado el Premio para la Conservación Carlos Ponce del Prado en la categoría guardaparque ilustre. A los 69 años don Pompeyo sigue dando cátedra de amor por el Perú y compromiso con el futuro y lo viene haciendo, además, en las mismas quebradas que lo vieron nacer y convertirse en uno más de nuestros

Seguimos recorriendo el país para traerles más historias de los hombres y mujeres que resguardan con su vida el patrimonio natural y cultural del Perú.
#ProyectoGuardianes #Guardianes


Por Guillermo Reaño para Proyecto Guardianes. Fotos de Gabriel Herrera

Don Pompeyo Guillén frisaba los 20 años cuando los directivos del proyecto de glaciología donde trabajaba le dieron un nuevo encargo: cuidar las lagunas de la quebrada de Shallap, entre los nevados Collapaco, San Juan y Huamashraju. Por entonces, 1974, la Cordillera Blanca extendía sus mantos de nieve hasta casi tocar las callecitas de las ciudades más encumbradas del Callejón de Huaylas, en el departamento de Áncash, y nadie sabía a ciencia cierta qué eran y para qué podían servir las áreas naturales protegidas que empezaban a crearse en nuestro país.

“Trabajaba en lo que podía para poder costear mis estudios, recuerda, y ese trabajito me caía muy bien, lo acepté, quien lo diría, al año siguiente, el Estado creó el Parque Nacional Huascarán. Soy más antiguo que el parque”, sonríe.

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El Parque Nacional Huascarán es un área natural protegida muy importante para el Perú por su abundante biodiversidad, sus bosques en buen estado de conservación y sus paisajes naturales y arqueológicos extraordinarios, todos al amparo de la Cordillera Blanca. Estas características excepcionales motivaron su denominación como Reserva de Biosfera en 1977 y Patrimonio Natural de la Humanidad por Unesco (1985).

Hemos llegado a la quebrada de Quilcayhuanca, su puesto de trabajo, el lugar en el mundo que más han transitado sus pasos. Don Pompeyo dentro de poco va a cumplir 70 años, cincuenta de los cuales los ha dedicado a cuidar con todas sus fuerzas el Parque Nacional Huascarán, el área natural protegida de 340 mil hectáreas que contiene a la cordillera tropical más alta y extensa del mundo.

Don Pompeyo Guillén Huánuco es, sin duda, uno de los guardaparques en funciones con más años de servicio.

Queuñas en laguna de Llanganuco. Los bosques nativos del Parque Nacional Huascarán son en sí mismos un objeto de conservación que debemos preservar para siempre. Foto Gabriel Herrera / Viajeros.

De profesión, guardaparque

Pompeyo Guillén nació en Panash, en el centro poblado de Coyllur, en la provincia de Huaraz, sobre las mismas montañas donde nos recibe este medio día de julio. Recuerda que desde que era un crío de ocho años, que solo sabía hablar quechua y perseguía a su madre y a  su abuelo cuando salían detrás de sus animalitos, tuvo interés  por conocer y proteger las quebradas que le han dado cobijo todos estos años.

“Camina rápido, muchacho, me decían cuando iban a ver a su ganado en las alturas de Rajucolta y yo, por empeñoso nomás, los seguía, siempre me ha gustado caminar”.

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En estas soledades sobre los cinco mil metros de altura, el aire es escaso y  el frío entumece los músculos de cualquiera.  Pero el niño que alguna vez fue don Pompeyo no se amilanó ante tantas dificultades, él solo tenía el afán de conocer los pastizales y quebradas que conformaban el mundo que lo rodeaba.

Por eso a nadie le llamó la atención que se convirtiera, primero, en guardián de las lagunas de la Cordillera Blanca y, luego, en el vigilante atento de sus montañas y quebradas.

Cinco décadas después de haber ingresado de lleno en la historia del Parque Nacional Huascarán, Patrimonio Natural de la Humanidad desde 1985, todos los detalles de sus andanzas por este techo del mundo caben en sus recuerdos.

Don Pompeyo conoció en Llanganuco a Antonio Brack, nuestro primer ministro del Ambiente; fue capacitado en Paracas por Manuel Ríos, uno de los primeros instructores del cuerpo de guardaparques del país; le tocó caminar con Carlos Ponce, impulsor de la creación del Parque Nacional Huascarán. Tuvo como jefe a Benjamín Morales Arnao, figura cumbre del montañismo huaracino; conoció a Pedro Vásquez, notable defensor de las áreas naturales protegidas y también a Curry Slaymaker, biólogo del Cuerpo de Paz de los Estados Unidos, “un gringo grandazo bien buena gente”, que fue quien lo convenció para trabajar como vigilante a inicios de los años setenta.

A todos ellos, a todos los patriarcas -como él- del conservacionismo de  nuestro país, los frecuentó en sus andanzas por estas cordilleras.

“No ha sido fácil, alarga su relato don Pompeyo, tengo que confesar que yo no sabía nada de lo que ahora sé cuando empecé a trabajar por aquí. Todo lo he ido aprendiendo, hasta ahorita sigo aprendiendo, en esto de las áreas naturales protegidas hay muchos avances cada día”. En efecto, las tareas de estos primeros vigilantes del parque nacional que pronto va a cumplir medio siglo de existencia fueron en extremo complicadas: en los pajonales al lado de la cordillera pastaban desde siempre vacas, carneros y caballos, también cerdos y hasta chivos, cuya presencia había que ordenar. O prohibir, como en el caso del ganado caprino y el porcino.

La población, obviamente, demoró en comprender la importancia de las reglamentaciones que se dieron para salvar de la destrucción el área protegida. La tarea, por eso ha sido ardua, nos dice, felizmente en la actualidad las cosas son diferentes. Las poblaciones locales cada vez tienen mayor conciencia de la importancia de utilizar los recursos del parque nacional de manera racional.

Don Pompeyo Guillén registra los datos y acontecimiento más importates de cada día en el Puesto de Vigilancia y Control de Quilcayhuanca a 22 km del centro de Huaraz. Foto Gabriel Herrea / Viajeros.

El guardián del hielo

Aunque la solución de los problemas mayores de estas montañas amenazadas de muerte por la deglaciación producto del cambio climático y la crisis ambiental que nos aflige, está muy lejos del trabajo y la dedicación de sus guardianes, la labor que realizan los guardaparques del Parque Nacional Huascarán es imprescindible.

La Cordillera Blanca considerada la cordillera montañosa tropical más alta del planeta, presenta el mayor número de glaciares -755 en una extensión de  527 km2- y también la mayor altitud de las 20 cordilleras que conforman la Cordillera de los Andes del Perú. Las aguas de su vertiente oriental fluyen hacia la cuenca amazónica. Posee más de 830  lagunas de las cuales 514 alimentan con su caudal al río Santa –que nace en la laguna Ahuash o Ahuashcocha y desemboca en el mar peruano después de surcar el Callejón de Huaylas. Las restantes vierten sus aguas en la zona de los Conchucos. El 95 % de la Cordillera Blanca se encuentra dentro de los límites de Parque Nacional Huascarán y sufre uno de los impactos más evidentes y severos del cambio climático.  

Don Pompeyo lo sabe y siente orgullo por todo lo que ha hecho en salvaguarda de estos tesoros naturales y culturales. Su sacrificio, los tantísimos años al servicio de la nación, no han sido en vano, lo sabe. “He formado a mi familia viviendo aquí, entre estos nevados, nos cuenta, mis hijos han crecido como crecí yo y todos aman las montañas, las lagunas, los seres que viven aquí, dos son guías de alta montaña: uno de escalada y el otro de trekking”.

Don Pompeyo sigue terco en su afán de cuidar lo que los suyos, sus hijos, sus amigos, sus vecinos, están cuidando y no piensa en el retiro. “Cada veintidós días vuelvo a casa, ahora somos solo mi esposa y yo, mis hijos ya son independientes. Y si usted me pregunta si quiero retirarme le contestaría que no. Mientras tenga salud quisiera continuar, pero si por algún caso me voy, si me jubilan, me iré con la frente bien en alto por haber trabajado en el Parque Nacional Huascarán toda mi vida».

Muy bien dicho, don Pompeyo… y gracias, por tanto. Usted ha sido y siempre será el guardián del hielo… el guardián de las moles de hielo  de una cordillera que va perdiendo vigor a medida que el tiempo juega, inexorablemente, sus cartas.

Más info en Guardianes, una iniciativa del Grupo Viajeros y el SERNANP que revalora el trabajo de los guardaparques peruanos

El proyecto “Guardianes, crónica de guardaparques en el Perú” es una iniciativa del Grupo Viajeros impulsada por el Sernanp y diversas organizaciones de la sociedad civil y el Estado que tiene como objetivo poner en valor el aporte y el legado de los guardaparques del sistema nacional de Áreas Naturales Protegidas. Toda la información que se produce en el marco del proyecto puede ser utilizada libremente incluyendo, en la medida de lo posible, los hashtags que incluimos en cada uno de los copy elaborados.

Nuestro país es uno de los más afectados por el calentamiento global. Los expertos predicen que los glaciares de la Cordillera Blanca ubicados debajo de los 5500 msnm están prontos a desaparecer. Terrible. Foto Gabriel Herrera / Viajeros.

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