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Turismo y distanciamiento social, un artículo de Pedro Solano

Mi opinión

Concuerdo con Pedro Solano, muy destacado especialista peruano en derecho ambiental: si alguna actividad tiene implícitos el distanciamiento social que impone condiciones y los protocolos más exigentes de sanidad y buenas prácticas es el turismo de naturaleza en áreas naturales protegidas, una creación heroica del conservacionismo cholo y de las instituciones que supieron ponerse a la vanguardia de su construcción, una de ellas, precisamente, la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), su casa desde 1988.

Estoy de acuerdo con Pedro también en otro de sus acertados comentarios en el artículo que acaba de publicar en La República: el turismo post COVID-19, si es que de verdad impera la sensatez, va a privilegiar las experiencias sobre la visita monda y lironda, los aprendizajes y el viajar en grupos pequeños, acaso con el vehículo particular del jefe de familia o el amigo más seguro, que los tours repletos de visitantes y carreteras congestionadas por los autos y la excitación propias del turismo masivo. Y en esa dinámica también serán las áreas naturales protegidas del sistema –nacionales, regionales y privadas- los espacios perfectos para volver a las raíces de ese turismo que perdimos por hacerle caso a la modernidad que nos llegó de afuera para definir un tipo de relación con los entornos naturales y culturales de nuestro país basado en el marketing, los estereotipos y el millaje –y/o los selfies- como indicadores del éxito social y la “felicidad”.

Les dejo la nota de Pedro Solano que complementa muy bien los comentarios sobre el turismo que queremos que amigos nuestros han ido apuntando en estas últimas semanas de confinamiento y mucha reflexión.


El gobierno ha anunciado que a partir de mayo se irán reiniciando actividades que puedan operar garantizando la cadena de salud y el distanciamiento social. Ya se ha mencionado a la minería, restaurantes mediante delivery, entre otros; y seguramente iremos incorporando progresivamente más actividades que reúnan las condiciones de seguridad que este nuevo mundo requiere.

Todos coinciden en que el turismo será más bien, uno de los sectores más afectados y de más lenta recuperación. El turismo externo será este año prácticamente inexistente por los cierres de fronteras, la suspensión de vuelos y sobre todo por el temor a viajar en grupos numerosos y espacios cerrados. El turismo interno sin duda se verá también afectado por el mismo temor a abordar aviones y buses, además de la evidente falta de dinero y de “vacaciones” de todos nosotros.

Pero, entonces. ¿hay aún oportunidades de desarrollar algunas formas de turismo en lo que queda del año? Yo creo que sí. Será distinto pero posible y, sobre todo, saludable. Y es que las mejores oportunidades para recuperar progresivamente el sector se encuentran en la naturaleza, en las maravillosas áreas naturales protegidas peruanas, en la enorme cantidad de lugares al aire libre con que contamos en el país, en recuperar el concepto de experiencia y no sólo de visita.

Lo ideal es movilizarse a los espacios de naturaleza que tengamos más cercanos y buscar operadores de turismo que nos garanticen las condiciones de seguridad necesarias. En caso de querer explorar más allá, la movilidad en automóvil particular es un medio muy seguro para evitar el contacto social, al igual que los buses pequeños donde se pueden trasladar perfectamente entre una y tres familias. El transporte público interprovincial, así como la aviación comercial irán reapareciendo también, aunque seguramente disminuyendo su capacidad de carga para garantizar las distancias entre las personas. Nada de esto será impedimento para el turismo de naturaleza en grupos pequeños.

La mejor experiencia que alguien puede tener en la naturaleza es la de conectarse con ella, y para esto es invalorable que no haya mucha más gente a nuestro alrededor. Las áreas protegidas del Perú -sean nacionales, regionales o privadas- ya cuentan en muchos casos con protocolos para asegurar la mejor experiencia y la capacidad de carga, por lo que las caminatas, salidas en botes, observación de aves y mamíferos implican siempre mantener el “distanciamiento social”. Adaptar estrategias de turismo con distanciamiento social no es muy complicado en las experiencias de naturaleza: caminas manteniendo la distancia, el almuerzo mediante loncheras sencillas, traslados en auto o buses con número de pasajeros controlados, pernocte en carpas o albergues con cabañas separadas.

Cuando vayamos teniendo más claridad sobre lo que sigue, es importante pensar en nuestras áreas protegidas y en la naturaleza como una excelente oportunidad para reactivar el turismo de manera responsable y segura. Este turismo de naturaleza y rural da mucho empleo en el país y genera oportunidades espectaculares para vincular entre sí a nuestra gente de manera positiva en lo económico, social y afectivo.

Además, conectarnos con la naturaleza será la mejor manera para que nuestro espíritu recupere también su libertad. La naturaleza ha sido por milenios el mejor refugio y cura para el espíritu. Pregúntele a cualquier amigo o amiga cómo se sintió al volver de Lomas de Lúcumo, Pantanos de Villa, Gocta, Paracas, Tambopata o Huascarán. Les apuesto que la mayoría dirá “recargado”.

Los atardeceres desde nuestras ventanas, el caudal limpio del río Rímac y los reportajes de aves, delfines y tortugas en la Costa Verde han sido conmovedores. Todos los celebramos y agradecemos. La naturaleza nos dice que es hermosa, que es sana y que nos espera. Nos pide que seamos responsables con ella para que siga siendo un hogar viable para todos los seres vivos.

Aprovechemos la oportunidad de visitarla y disfrutarla después de la pandemia. ¡Hagamos turismo de naturaleza! Operadores de turismo, a diseñar paquetes y programas seguros con distanciamiento social y para todo bolsillo. ¡Sí se puede! Mantengamos nuestros cuerpos con distanciamiento social, pero que nuestros corazones se acerquen a la naturaleza. 

Pedro Solano es uno de los especialistas en derecho ambiental más notables del Perú. Es especialista en temas relacionados a legislación y política ambiental en áreas naturales protegidas, conservación privada y comunal, humedales y ecoturismo. Es autor de más de diez  libros  sobre temas legales referentes a las áreas naturales protegidas y conservación  privada y comunal. Hasta diciembre del año pasado fue  Director Ejecutivo de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA).


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