Mi opinión
Son deliciosas, en la huerta de doña Avelina Arampa, en el fundo San Fernando, en los bosques de Kosñipata, Cusco, las he recogido a montones con mis propias manos para prepararlas en ensaladas y guisos; quién lo diría, los frutos de la tierra andina siguen brindándonos soluciones muy firmes para enfrentar los problemas de seguridad alimentaria que padecemos y tercos como somos los peruanos nos negamos a aceptarlo seducidos como estamos por los aromas y la buena prensa de los insumos que nos llegan de afuera. En fin: les presento, por si no la conocían, a su majestad la uncucha, una planta nativa de los trópicos de nuestro continente, abundante por cierto en la ceja de selva del Perú, cuyos tallos y hojas riquísimos en vitaminas, minerales y carbohidratos son también recomendados por nuestros herbolarios tradicionales por sus cualidades antiinflamatorias, inmunomoduladoras, antioxidantes y antiinfecciosas. No digo más, a pedirle al casero de su mercado favorito que se las traiga ya…
El Perú es uno de los países con mayor megadiversidad del mundo, conocemos muy poco acerca de los recursos alimenticios que atesora ese vasto legado de la naturaleza. Es el caso de la uncucha (Xanthosoma sagittifolium L. Schott), especie vegetal, probablemente originaria de América del Sur y muy bien adaptada al trópico húmedo.
Sin embargo, en virtud a la lozanía de su follaje, en las grandes ciudades como nuestra capital, se emplea como planta ornamental, ignorando que su cormo o tallo engrosado subterráneo posee propiedades nutricionales, similares a las de la arracacha, ahipa, ñame o pituca.
El consumo de dicha especie está difundido en países como Venezuela y Costa Rica, así como en algunas regiones amazónicas de nuestro país.
Fenotípicamente, el cormo de la uncucha tiene similitud con la pituca y yuca. Es rico en carbohidratos (almidón), vitaminas, especialmente la A, y minerales, como el fósforo, que interviene en la formación y el mantenimiento de los huesos, el desarrollo de los dientes, la formación de los tejidos musculares y el metabolismo celular, entre otras funciones.
Además, posee fenoles que actúan bloqueando a los radicales libres que causan el envejecimiento prematuro de las células de nuestro organismo, así como abundante fibra, ideal para prevenir problemas digestivos y mejorar el tránsito intestinal y reducir el nivel de colesterol en la sangre.
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Su bajo contenido de potasio lo convierte en un alimento ideal para personas que sufren de problemas cardíacos y renales, y presión arterial elevada.
En algunos lugares donde se produce esta especie, los cormos son consumidos en forma sancochada, como la papa o el camote. Sin embargo, por ser un producto versátil, se puede preparar diversos potajes salados y dulces o como sustituto de la papa, en algunos potajes, así como para la elaboración de harina. Nunca ingerirlos crudos, debido a sus sustancias tóxicas que posee.
Además, es un alimento de fácil digestión, por lo que resulta ideal para personas de todas las edades, incluso para ancianos.
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Su gusto se ha descrito «como de nueces terrosas» y son un ingrediente común de sopas y guisados. Pueden también ser comidos asados, fritos, o en puré.
Las hojas jóvenes de algunas especies pueden comerse hervidas como verduras o en sopas, pucheros, cocidos o estofados.
La reproducción es efectuada a partir de la plantación de cormelos o por hijuelos.
La profundidad de siembra es de 20 a 40 cm. Tras arar el suelo se depositan lo cormos o cormelos. Algunas especies son sembradas utilizando el seudotallo.
La madurez se establece porque las hojas se tornan amarillentas e inicia la aparición de hijuelos al lado de la planta madre.
Se las usa también como plantas medicinales.
Se utiliza principalmente la corteza de la liana, pero también las hojas y raíces.
Contiene alcaloides oxindólicos, esteroides, ácido ursóalico y polifenoles, entre otros constituyentes.
Utilizada popularmente como antiinflamatorio en artritis, reumatismo y úlcera gástrica, están en estudio sus propiedades antiinflamatorias, inmunomoduladoras, antioxidantes y antiinfecciosas. El grado de evidencia no es elevado debido a la calidad de los estudios efectuados.
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