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Quelccaya: una expedición en el techo del mundo

Mi opinión

En las últimas semanas un equipo de andinistas recorrió de extremo a extremo la superficie de 42 km2 del glaciar Quelccaya, en el departamento del Cusco, el más extenso de la zona tropical del planeta.
El glaciar o Campo de Hielo Quelccaya se encuentra en la cordillera del Vilcanota, una prolongación de la cordillera oriental de los Andes. Se accede al macizo desde Phinaya, una pequeña localidad de tintes campesinos a cinco horas de la ciudad del Cusco si es que se toma la carretera a Sicuani.
La comunidad de Phinaya viene luchando insistentemente para que se establezca sobre sus territorios un área de conservación que salve de la destrucción al glaciar y a la fabulosa laguna de Sibinacocha, dos de las joyas más notables del distrito de Pitumarca, en la provincia de Canchis.
El tándem Quelllcaya-Sibinacocha es responsable de proveer el agua que beben los pobladores de siete de las trece provincias del departamento del Cusco.
Sin embargo, mientras deportistas y científicos se daban la mano para proteger el Quellcaya y el Gobierno Regional del Cusco agotaba todos sus esfuerzos para establecer el Área de Conservación Regional (ACR) Ausangate, un área de más de setenta mil hectáreas que protegería ambos íconos, una oficina del Ministerio de Energía y Minas se afanó en entregar permisos de explotación minera en la base misma del coloso glaciar. Agua no, minería sí…


La primera vez que Stéphane Vallin, experimentado guía de trekking en los Andes y avezado fotógrafo de naturaleza, se tropezó con el Quelccaya, el macizo glaciar más extenso de la zona tropical del planeta, un gigante de 5,650 metros de altura que se derrite a pasos acelerados, se preguntó por qué tanta belleza escénica no tenía un lugar privilegiado en los catálogos de ventas de las agencias de aventura más importantes del mundo,

La pregunta no era ociosa: de los cientos de kilómetros de rutas para caminantes que existen en las cordilleras cusqueñas, los trekeros, que son legión en el planeta turismo, solo utilizan las del célebre Camino Inca a Machu Picchu o los senderos que circundan al Salcantay y al Ausangate, las dos montañas más famosas del surandino peruano.

Y las rutas que el tour conductor francés logró visualizar durante ese encuentro inicial se veían francamente espectaculares…

“El Quelccaya es impresionante, se encuentra entre las cordilleras de Vilcanota, en el Cusco y Carabaya, en Puno y a diferencia de los picos nevados que lo rodean, su cumbre es plana, exageradamente plana, afirma Stéphane, lionés, veinte años dando vueltas por el lomo de las cordilleras más extremas del continente y hace unas semanas, líder de un equipo franco-peruano que recorrió de extremo a extremo la superficie de casi 25 km de largo del coloso cusqueño.

El Quelccaya, el glaciar tropical más grande del planeta, sigue siendo un enigma por descubrir. Recorrer su cumbre y retratarla resulta fundamental para protegerlo. Foto Stéphan Vallin.

En la cima del mundo

El glaciar Quelccaya, o Qoyllur Puñuna, “donde descasan las estrellas” en el idioma que hablan los habitantes de la Cordillera de Vilcanota, famosa por contener al apu o montaña sagrada Ausangate, 6,385 metros de altitud, entre sus cimas más notables, ha venido siendo estudiado por un grupo de científicos de la Universidad Estatal de Ohio desde 1974. Los glaciares constituyen formidables laboratorios naturales para conocer la evolución de la vida en el planeta y ocupan un lugar privilegiado como indicadores de los cambios climáticos pasados y presentes.

Los glaciólogos gringos al mando de Lonnie G. Thompson, autoridad mundial en la materia, observaron en el verano de 1991 que el macizo empezaba a descongelarse de manera alarmante como consecuencia de las perturbaciones en la temperatura de la Tierra producto del cambio climático que todavía se niegan a aceptar los empecinados.

Thompson, que participa en estos días en una expedición científica  en el nevado Huascarán  que impulsa el recientemente creado Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña (Inaigem) con el objetivo de estudiar el comportamiento de eventos como El Niño en los últimos 20,000 años,  ha mencionado más de una vez que el 70 % de los glaciares tropicales del planeta se encuentran en nuestro país. Y que todos están amenazados de muerte. Solo en la cordillera del Vilcanota el 33 % de su área glaciar desapareció en los últimos cuarenta años.

“La expedición que acabamos de hacer, vuelvo a Vallin, ha sido un desafío deportivo y a la vez científico: los datos fotográficos que hemos recogido van a ser utilizados por los investigadores cusqueños que estudian este libro abierto para la ciencia”.  La cordada capitaneada por el propietario de la agencia especializada en aventura Yunka Trek estuvo compuesta por Dominique Riva, montañista medio francés, medio venezolano con más de veinte años de residencia en el Cusco; Emanuel Rocha, argentino, vencedor del Aconcagua y el periodista de la prestigiosa revista Montagnes Magazine Mathias Virili. En el campo base los aguardó el peruano Sandro Arias, especialista en glaciología de la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco y asesor científico del equipo expedicionario.

Lonnie Thompson de la Universidad de Ohio: “Los glaciares cumplen un rol fundamental para mantener la vida tal como la conocemos”. Foto Agencia Andina.

“Tuvimos que soportar vientos muy fuertes y temperaturas que sobrepasaban los 20 grados bajo cero”, Vallin, aunque caminante de alta montaña por definición es un experto en ascensos como este. En su palmarés se encuentra el Ausangate, el macizo que el Gobierno Regional del Cusco intenta proteger a través del establecimiento en sus contornos de un Área de Conservación Regional. “Pudimos recorrer en menos de los seis días previstos la diagonal más larga del Quelccaya y constatar que el glaciar a pesar de estar llorando sigue vivo, a la espera de un mejor trato”.

Mathias Virili, el periodista de la revista especializada en altas montañas más leída en Francia, Suiza y Canadá  se está llevando a su país los datos más importantes de la expedición y las fotos que los expedicionarios hicieron durante la arriesgada navegación por el infinito. En setiembre de este año, Montagnes Magazine publicará un especial muy completo sobre la desglaciación de los nevados más emblemáticos de los Alpes, los Himalayas y los Andes.

Perdidos en el espacio

Mientras el presidente Vizcarra y Gisella Orjeda, ex Concytec y ahora presidenta ejecutiva de Inaigem, saludaban a los científicos de la expedición de la Ohio University en una de las morrenas del Huascarán, en Cusco, la gerente regional de Recursos Naturales y Gestión del Medio Ambiente, bióloga María Ysabel Cazorla ponía el grito en el cielo al enterarse que el Instituto Geológico Minero y Metalúrgico (Ingemmet), la expeditiva oficina, cuando se trata de aprobar concesiones mineras, del Ministerio de Energía y Minas, acababa de dar el pase a ocho petitorios mineros para operar en las bases mismas del nevado Quelccaya, decisión controvertida por cierto que pone en peligro la aprobación del Área de Conservación Regional Ausangate que se viene impulsando desde hace más de diez años.

De locos. Por un lado, el Ejecutivo se afana en lanzar a los cuatro vientos su intención de apoyar el trabajo científico en el Huascarán, llamando la atención sobre el riesgo que supone para el país la agonía de nuestros glaciares y por otro le entrega en bandeja a la minería el glaciar tropical más grande del planeta.

El presidente Vizcarra desde el Huascarán se comprometió a impulsar políticas que permitan superar los efectos adversos de los fenómenos naturales en el país. Tal cual. Foto Agencia Andina.

En Phinaya, la localidad poblada por alpaqueros y agricultores de altura de donde partió la cordada de Vallin, el desconcierto frente a la autorización dada por el gobierno a las compañías mineras detrás de los petitorios aprobados es mayúsculo. Los dirigentes de la comunidad campesina no salen de su asombro y amenazan tomar medidas de fuerza.

Es oportuno mencionar que los pobladores de las comunidades campesinas de Phinaya y  Sallani han persistido en la inclusión de sus tierras en el área de conservación regional de 72,534,31 hectáreas que el Gobierno Regional del Cusco viene tramitando. Para ellos los trece picos nevados asociados al apu Ausangate que se pretenden proteger resultan vitales. Esos gigantes y la laguna de Sibinacocha, según Stephan Vallín, la laguna de mayor extensión en el mundo a esas alturas irreales, son seres vivos y también, lo han manifestado en numerosas asambleas comunitarias, activos turísticos que bien trabajados pueden generar desarrollo para la gente.

“Estamos a la espera de una respuesta oficial del gobierno, se apura en comentar la bióloga a cargo de la gerencia de Medio Ambiente del Cusco, el gobernador Benavente se ha comunicado con el ministro de Energía para hacerle saber nuestro disgusto, el expediente técnico del  ACR Ausangate había superado todos los obstáculos burocráticos y ya estaba en la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) listo para su aprobación”.

Gerente Cazorla: “Los cusqueños hemos cerrado filas en torno al Área de Conservación Regional Ausangate”. Foto Viajeros.

“Tenemos la obligación de cuidar estas montañas, bien gestionadas podrían convertirse en el escenario natural para que miles de caminantes franceses y por supuesto extranjeros vengan a conocer las  rutas para trekking que solo un país como el Perú tiene”, asevera el francés que acaba de volver de caminar de palmo a palmo el mítico Quelccaya. Esperemos que dice ahora el gobierno.

Los cuatro fantásticos: Rocha, Vallin, Riva y Virili. Foto Stéphane Vallin.
El Quelccaya ofrece infinitas posibilidades para la práctica del trekking y la escalada. Ponerlo en valor descongestionaría la hiperpromocionada Montaña Sagrada y potenciaría el turismo en el Ausangate. Foto Stéphane Vallin.
El Queccaya pierde 60 metros de su masa glaciar cada año. Foto Stéphane Vallin.
Laguna Sibinacocha. Foto Stéphane Vallin.

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