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Refugio Amazonas: un jardín botánico en los bosques del Tambopata

Mi opinión

Los datos hablan por sí solos: los cálculos indican que en nuestro planeta hay tres billones de árboles. La cifra parece infinita, pero lamentablemente no lo es: las especies arbóreas están perdiendo espacio de manera acelerada debido a la explosión demográfica y el avance incontenible de la deforestación.

Cada año tiramos abajo -es un eufemismo, una frase elegante que esconde una cruda verdad-  quince millones de árboles.


Los científicos anuncian que si el ritmo de destrucción de los bosques no disminuye no quedará un solo árbol en pie dentro de tres siglos, un período de tiempo minúsculo en el insondable calendario cósmico.

De producirse esta catástrofe, nuestra especie tendría el triste privilegio de haber sido la responsable de aniquilar en solo trescientos años a un grupo de seres vivos que empezaron su larga y magnífica evolución hace 300 millones de años. Increíble pero dramáticamente cierto.

De acuerdo a un estudio publicado recientemente en Journal of Sustainable Forestry, el Perú es uno de los diez países con mayor cantidad de especies de árboles en el planeta:  4,439 especies arbóreas de todos los tamaños y formas complicadas crecen y se apretujan en sus bosques, especialmente en los que yerguen en el llano amazónico, una de las regiones más biodiversas de la Tierra.

Eso lo saben muy bien los científicos que trabajan en el programa Wired Amazon que Rainforest Expeditions impulsa desde Refugio Amazonas, su cómodo eco-lodge en los bordes del Parque Nacional Tambopata.

Acabamos de llegar al embarcadero del albergue para adentrarnos en el mundo natural que se oculta detrás del follaje de un bosque a todas luces prístino y lleno de vida.

Primera precisión: El programa Wired Amazon, la iniciativa de ciencia ciudadana creada en el año 2016 por los directivos de la empresa de turismo para convertir a cada uno de los visitantes que llegan al Tambopata en investigadores al servicio de los requerimientos de la ciencia, parte de una idea sencilla y revolucionaria: un turista atento, comprometido, un visitante capaz de manejar un Dron, una GoPro, una LapTop o acaso simplemente su Smartphone, está en condiciones de generar la data que los científicos muchas veces necesitan para hacer bien su trabajo.

En Refugio Amazonas y en los demás espacios que gestiona y conserva Rainforest Expeditions es posible convertirse en un investigador ocasional aportando registros, observaciones, info a la comunidad científica, sin renunciar a ser un turista de paso por el paraíso.

Segunda precisión: El Dr. Varun Swamy, un ecólogo tropical nacido en la India que viene trabajando en la Amazonía peruana por lo menos desde el año 2003, es el responsable del proyecto Aerobotánica, uno de los pilares que sostienen el programa Wired Amazon.

A Varun lo venimos siguiendo desde hace mucho tiempo. Visitante permanente en Refugio Amazonas y en Tambopata Research Center (TRC), dos de los albergues que gestiona Rainforest Expeditions, el Dr. Swamy dirige una investigación que intenta demostrar la importancia de los grandes vertebrados en el mantenimiento de la diversidad arbórea y la vida en general en los bosques tropicales de Madre de Dios.

Como se ha podido dilucidar, la megafauna de estas selvas –maquisapas, huanganas, sajinos, tapires-  es la encargada del transporte y distribución de la producción semillera en estos bosques poco transitadis. Si las poblaciones de estos grandes “transportistas” desaparecen por la caza excesiva o la pérdida de hábitats, la salud del ecosistema en general se vería resquebrajada severamente. Y eso está sucediendo en gran parte de la Amazonía peruana.

Varun Swamy estudia en los albergues de Rainforest Expeditions los efectos de la caza de vertebrados grandes sobre la regeneración del bosque de Madre de Dios. Foto Gabriel Herrera / Viajeros.

En Aerobotánica el equipo de Swamy utiliza drones para monitorear los patrones de floración y fructificación de los árboles de castaña de la concesión que la empresa administra.  Para muchos observadores, la castaña (Bertholletia excelsa), también llamada nuez de Brasil, constituye el verdadero patrimonio natural del departamento de Madre de Dios.

A pesar de que la especie se distribuye por varias regiones del país, es en la cuenca del río Tambopata donde encuentra las condiciones óptimas para producir de manera rentable las semillas que se colectan una vez al año para convertirse en las preferidas de los mercados gourmet.

La recolección y comercialización de castañas –o nueces de Brasil- es una de las actividades económicas de mayor importancia para la población de Madre de Dios, en especial para las comunidades nativas que viven en los entornos de la Reserva Nacional Tambopata; por tanto, el monitoreo permanente de sus frutos resulta una tarea imprescindible para predecir la productividad de las futuras cosechas y la estabilidad económica de la región.

El proyecto Aerobotánica se encarga también de estudiar la abundancia y el estado de conservación de otras especies emblemáticas de los bosques del Tambopata como la palmera huasaí (Euterpe oleracea), un recurso presente en la vida de las comunidades de la región desde los orígenes de los tiempos.

Se sabe que los indígenas Ese ejas de la comunidad de Infierno, co-administradora y propietaria del albergue Refugio Amazonas, utilizan 23 especies de palmeras a las que le han encontrado más de 300 usos diferentes.

Varun y sus aliados, los científicos ciudadanos que visitan el eco-lodge de Rainforest Expeditions, se encargan de revisar las imágenes en alta resolución que han sido captadas por las cámaras fotográficas y los drones desde la torre de observación que se eleva a más de 50 metros sobre el suelo del bosque tropical. La información obtenida es se sube a la plataforma Zooniverse para que los usuarios estén en condiciones de  colaborar en el proceso de identificación desde cualquier parte del mundo.

Kurt Holle, uno de los propietarios de la empresa de ecoturismo que está celebrando sus primeros treinta años de vida, ha referido en una entrevista que “el desarrollo de las nuevas tecnologías está logrando que la conservación de la naturaleza, de alguna manera, deje de ser una exclusividad de los científicos”.

Kurt Holle, actual director ejecutivo de WWF Perú, es uno de los creadores del programa Wired Amazon de Rainforest Expeditions.

 Tiene razón, en Refugio Amazonas –y en los demás albergues de la marca Rainforest Expeditions- la investigación científica no se detiene.

Tercera y última precisión: un reportaje publicado por la prestigiosa revista National Geographic hace solo dos años indica que los últimos reductos de las caobas, cedros y demás gigantes del bosque que siguen en pie en nuestro país se encuentran en los territorios indígenas de los departamentos de Ucayali y Madre de Dios en el interior de las áreas naturales protegidas de carácter nacional o privadas.

La presión sobre estos espacios de vida por parte de los madereros ilegales, pese a los esfuerzos de la sociedad y el Estado, sigue siendo muy fuerte; de allí la necesidad de proteger y conservar los bosques que se alzan alrededor de la Reserva Nacional Tambopata y el Parque Nacional Bahuaja Sonene, los dos reductos de vida donde se llevan a cabo gran parte de las operaciones de Rainforest Expeditions.

Y hacerlo pronto. A falta de maderas conocidas, los madereros han empezado a derribar árboles en apariencia menos conocidos como la copaiba, el ishpingo, los extarordinarios shihuahuacos, otro de los engerídos del programa que dirige el Dr. Swamy,  las lupunas, las capironas.

Al extender la tala a otras especies, señala Nat Geo en su reportaje, los leñadores incrementan cada vez más el nú­­mero de árboles cortados para compensar sus mermados ingresos, amenazando durante el proceso hábitats fundamentales. Los primates, las aves y los anfibios que viven en las zonas más altas del bosque están cada vez más amenazados”.

Torre de observación sobre el dosel del bosque tambopatino.

Swamy lo sabe y de allí sus apuros por generar alianzas con los científicos ciudadanos que visitan los albergues de Rainforest Expeditons. Para él y su equipo, los nuevos “investigadores”, turistas ambientalmente comprometidos, son el antídoto que se necesita para empezar a sanar la casa de todos: la Amazonía que se puede observar y querer desde los albergues de la cadena con la que trabaja desde que llegó al Perú hace dieciséis años.

Gigantes del bosque lluvioso. Foto Rainforest Expeditions,

 

 


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