Mi opinión
No me voy a cansar de hablar y hablar del trabajo de los guardaparques peruanos, esos infatigables soldados de la conservación y el futuro que tenemos la obligación de ir construyendo: de ellos nos hemos ocupado insistentemente a lo largo de todo el año que estamos dejando atrás que por cierto vamos a cerrar con una ley debidamente reglamentada que reconoce una buena cantidad de los derechos que se les había sistemáticamente negado.
Con los últimos suspiros del 2024 nos llega esta nota sobre uno de ellos, Pablo Martínez, vigilante voluntario y luego guardaparque oficial de la Reserva Nacional Illescas, en las proximidades de Bayóvar, Piura, un servidor público que ha estado presente en casi todos los hechos que hicieron posible la creación de la Zona Reservada, primero y posteriormente de la Reserva Nacional de 36,550 hectáreas establecida en el 2021 para proteger uno de los paisajes más espectaculares del desierto sechurano, una zona de convergencia entre el áspero continente y el mar tropical, hábitat permanente y temporal de un sinnúmeros de especies emblemáticas de nuestro país, como los cóndores andinos, los zorros de Sechura y un grupo grande de mamíferos que habitan el mar nuestro; que por cierto, sigue siendo tan maltratado por quienes deberían cuidarlo por su importancia ecológica, social y económica.
En estos días de derrames petroleros y playas contaminadas, la combativa Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA) y aliados están lanzando el documental “Illescas: por la ruta costera del zorro y el cóndor”, filme protagonizado por el propio Martínez que da cuenta de lo hecho hasta la fecha en el área natural protegida para preservar sus riquezas y los planes que tienen sus gestores para desarrollar en Illescas un destino ideal para el ecoturismo y el turismo de naturaleza. Voy a hacer todo lo posible por visitar en los meses que vienen la península piurana, el edén natural que cuidó con tanto afán Wawa Parraud, el recordado surfista limeño que diera su vida por esos descampados tan llenos de vitalidad, armonía y belleza. No se pierdan el documental, lo he linkeado en la nota que les dejo.
Tomado de Actualidad Ambiental
- Pablo Martínez fue el primer guardaparque de la Reserva Nacional Illescas, en Piura, y ha estado presente como presidente del Comité de Gestión cuando se categorizó esta área natural protegida.
- Actualidad Ambiental conversó con Martínez sobre su relación con el macizo de Illescas, a propósito de Illescas, por la ruta costera del zorro y el cóndor, documental protagonizado por él.
Pablo Martínez fue el primer guardaparques oficial de la Reserva Nacional de Illescas cuando aún era una zona reservada. El “Zorro del desierto”, como ha sido bautizado por su conocimiento del terreno, es un hombre entregado al trabajo por la conservación en la provincia de Sechura, y se define a sí mismo como un “empedernido investigador de las aves del desierto y de la comunidad”.
Más información en Wawa Parraud: hijo del desierto, un artículo de Bruno Monteferri sobre la península de Illescas y su protector
Martínez es el protagonista de Illescas, por la ruta costera del zorro y el cóndor, un documental estrenado en octubre durante la COP 16 realizada en Colombia, que presenta la biodiversidad que alberga la reserva y nos acerca a las personas que trabajan para la conservación de este enigmático macizo.
Pablo pertenece a la comunidad de San Martín de Sechura, la cual se dedica a la ganadería y a la pesca continental por tradición. Ambas actividades, comenta, las han realizado siempre en el desierto sechurano gracias a las condiciones ambientales particulares de la región. Sin embargo, fue la pesca la que lo acercó al macizo.
“Yo conozco Illescas desde muy joven. Después del Fenómeno El Niño del 83 comenzamos a visitar Illescas debido a que, como el fenómeno fue inmenso, toda la depresión del desierto se llenó de agua y se convirtió en una zona de pesca. Como nosotros éramos pescadores, desde el 84 empezamos una relación constante con Illescas”, comenta Pablo.
La Reserva Nacional lllescas, que acaba de cumplir tres años de creación, se encuentra ubicada en la provincia de Sechura (Piura), la cual abarca la mayor parte del desierto de Sechura, el más grande del Perú. El litoral de este desierto alberga un macizo, una porción de corteza terrestre que ha sido desplazada. Además, cuenta con ecosistemas variados, como un relicto de manglar, bosque seco tipo sabana y vegetación de lomas, formadas con la evaporación del mar en la zona más al norte del país
“Estoy involucrado desde que se comenzó a trabajar la propuesta como zona reservada. Desde el 2010 comenzamos con ese proyecto. Primero fui guardaparque voluntario, luego, fui guardaparque oficial y estuve en ese puesto hasta octubre de 2014. Hasta ahora, que ya es una reserva nacional, sigo involucrado con Illescas”, dice Pablo con orgullo.
Más info en Piura: Zona Reservada de Illescas sigue esperando ser declarada reserva nacional
Sernanp, su escuela
La categoría de “zona reservada” es un mecanismo temporal que permite la protección y conservación de un área mientras se realizan estudios más detallados para definir su categoría de protección definitiva. Siendo parte del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp) como guardaparque, Pablo, junto a los especialistas de la institución, tenían el reto de investigar qué guardaba el macizo. Así, Pablo se convirtió en el primer peruano en reportar el anidamiento de un cóndor andino en la costa a nivel nacional.
“El gran resultado fue encontrar el nido de un cóndor en la quebrada de Chorrillos. Ese se convirtió en el primer reporte de anidamiento de cóndores en la costa a nivel nacional. Se le hizo seguimiento desde que fue un huevo hasta que voló. El nido lo encontré junto a Carlos Pingo Anyarín, quien sigue siendo guardaparque. El monitoreo, que duró siete meses, lo realicé junto a mi hermano Robert, quien era guardaparque voluntario”, recuerda el ‘Zorro’.
Esto marcó un hito en la investigación de la emblemática ave en nuestro país, considerando la poca información científica que se tiene sobre la especie en Perú, y fue una muestra del gran potencial que tiene el macizo para la protección e investigación de diversos ecosistemas y la biodiversidad, tanto local como migrante. Como resultado del trabajo del Sernanp en el estudio de su importancia ecológica, Illescas fue categorizada como Reserva Nacional en 2021.
“Para mí, como alguien que ha sido parte del equipo para la creación de la reserva, fue una satisfacción muy grande. La categorización de Illescas como Reserva Nacional es el máximo reconocimiento que ha tenido esta área y que hemos tenido nosotros, porque fueron once años de lucha constante hasta que conseguimos la categorización […] El logro fue muy gratificante ya que habíamos soñado con tener una reserva nacional en la provincia de Sechura”.
Los cuatro años que Pablo trabajó como guardaparques le permitieron expandir sus conocimientos y transmitir el mensaje de conservación a más personas.
“El Sernanp fue una escuela para mí. Me ayudó a pulir muchas cosas que conocía, pero no tenía tan claro, y fue una herramienta clave para poder seguir trabajando y transmitir a la sociedad qué es tener una reserva nacional, proteger un área, su valor y la importancia de estos espacios para todo el Perú”, recuerda Martínez de su tiempo como guardaparque.
Illescas cuenta actualmente con siete guardaparques oficiales. En Perú, hay alrededor de 800 guardaparques encargados de las 77 áreas naturales protegidas del país. El trabajo de estos hombres y mujeres ha permitido mantener el 96 % en buen estado de conservación de estos lugares. El mes pasado, se aprobó el reglamento de la Ley del Cuerpo de Guardaparques del Per, con la que se concreta la profesionalización de su labor y se reconoce su rol como la primera línea de defensa de las ANP.
Leer más en Se hizo justicia: Gobierno aprueba reglamento que echa a andar la Ley del Cuerpo de Guardaparques del Perú
OJO: Aquí toda la info sobre guardaparques en Solo para Viajeros
A pesar de no ser ornitólogo, Pablo ha publicado estudios junto a especialistas y su investigación se distingue por su incansable labor de campo. Esto, señala, le brinda satisfacción y le hace sentir orgulloso de ser un representante de la “ciencia ciudadana”.
“Me llenó de satisfacción haber sido el primer ciudadano peruano en reportar un anidamiento de cóndor en la costa. Otro logro importante es que mucho de lo que hice ha servido y está sirviendo para estudios de muchos jóvenes profesionales. He dejado una fuente de información valiosa y espero que quienes vengan la sepan aprovechar”, dice.
Para Pablo, la comunicación entre la academia y las comunidades debe ser constante, pues “si se trabaja con la ciencia ciudadana y el conocimiento académico, se logran productos muy buenos, porque se combinan el conocimiento ancestral y el científico”.
El ‘Zorro’ espera que su contribución a la reserva y su producción científica resalten la importancia de conservar el desierto de Sechura para el futuro. Su compromiso con la conservación es constante, pues, aunque dejó de ser guardarparque, actualmente trabaja con un emprendimiento turístico con el que lleva su conocimiento y amor a Illescas a más personas.
“Estoy muy contento porque he contribuido con mi granito de arena a la conservación y sigo contribuyendo con mi provincia […] Mi anhelo más grande es que, un día, las generaciones futuras lleguen a valorar y tengan en cuenta que sí hubo una persona que se preocupó en proteger, conservar y cuidar estas áreas a través de la ciencia ciudadana”, comenta Pablo.
Las expectativas para Illescas
Pablo cuenta que hay muchos misterios por descubrir en el macizo y en el desierto de Sechura. Illescas tiene poco tiempo como reserva nacional, pero está seguro de que, trabajando en conjunto, puede llegar a ser un lugar importante para el desarrollo regional.
“Quisiera decirle al gobierno regional y provincial que le tomen mucha importancia, porque Illescas guarda aún tesoros de los que no hemos hablado. Tenemos muchas cosas que mejorar; somos una reserva que recién empieza, pero debemos ir apoyando este proyecto con gran responsabilidad […] porque ahí hay un potencial importante para el desarrollo del país”.
Actualmente, es operador turístico y realiza recorridos a Illescas y también al estuario de Virrilá, un humedal cuya conservación es de interés internacional. Pablo espera que la población de Sechura se involucre en la conservación de sus ecosistemas más allá del desierto.
“Conozcamos lo nuestro, porque nuestra historia es inmensa. Cuidemos nuestra comunidad campesina San Martín de Sechura, que tiene muchos potenciales: está la reserva, el Estuario de Virrilá, los médanos, las dunas… conozcamos lo nuestro y luego vayamos a conocer lo que tiene nuestro país. También espero que más gente conozca Illescas. ¡El Perú debe conocer Illescas!”.