Mi opinión
Me declaro públicamente fan número uno de esta muchacha hermosa, elocuente, talentosa, desenfadada, ejemplar: Alessandra Yupanqui, una jovencita que ha sabido hacer de su identidad, de su sangre andina corriendo a borbotones en su desafiante humanidad, una herramienta poderosa -una espada en el aire- para derribar los muros que la sociedad peruana y su rancia cultura colonial han construido desde siempre para anatemizar nuestra herencia y linaje con el objetivo de someternos al embrujo de lo exterior. No digo más, todo lo que comenta Alessandra en esta entrevista que recojo de Internet lo suscribo en letras mayúsculas. Qué muchacha, con ella y con las que quieran emular su ejemplo cambiamos el mundo. Voy a volver sobre el tema en mis Notas de viaje de esta semana.
Tomado de Latex Magazine
En el documento de identidad peruano de Alessandra, aparece el apellido paterno “Guzmán”. Sin embargo, hace unos años, el descubrimiento de un secreto familiar hizo que la percepción de su propia andinidad dé un giro de 180 grados. “Mi apellido debió haber sido Yupanqui, pero se escondió por dos generaciones por la vergüenza de llevar un apellido de los Andes”, comenta.
En el Perú, los prejuicios frente a las personas provenientes de la sierra aún son latentes y el racismo se mantiene impactando la vida de la gran mayoría de peruanos. Hoy en día, la activista se presenta como Alessandra Yupanqui, explorando la identidad andina y su historia ante una comunidad digital de más de 170 mil seguidores entre Instagram y TikTok; como una respuesta de orgullo frente a dicha ‘vergüenza’ y con la que enaltece la experiencia de las personas andinas.
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Si bien actualmente vive en Cusco, Alessandra nació en Lima –la región con más quechuahablantes en todo el país y constituida por migrantes. Al igual que ella, muchos peruanos tienen en su árbol familiar, algún miembro que migró a la capital en búsqueda de nuevas oportunidades. Pero Alessandra notó algo que despertó su curiosidad. “Nadie habla de esa parte de nuestras historias familiares. Nunca hablamos de nuestra abuela de Chumbivilcas o de nuestro bisabuelo de Huancavelica. Fue inevitable empezar a preguntarme por qué estos personajes siguen debajo del mantel”, recuerda la activista.
A diferencia de Alessandra, su abuela Rufina, nació en la comunidad de Jata Palpa Palpa, en la provincia de Chumbivilcas con al menos una población de doscientas personas y de difícil acceso vehicular, a doce horas del aeropuerto de Cusco. Rufina es el motor detrás del contenido que genera su nieta y la razón por la que decide compartir información sobre lo andino. “Mi abuela Rufi es mi gran referente. Ella es una mujer chiquita, con un acento muy marcado, usa polleras y es fanática de los huaynos”, describe Alessandra, quien se crió con Rufina. El interés de Yupanqui por definir lo que significa ser una mujer andina comienza con la historia de su abuela: “ella es una mujer quechuahablante que ha vivido la pobreza de las zonas rurales del Perú. Es por ella que hago lo que hago y cuento lo que cuento”.
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El año pasado, Alessandra decidió visitar por primera vez la tierra de su abuela Rufina y reconectar con una historia familiar nublada. El camino estuvo plagado por truenos y por los recuerdos fantásticos de un tío lejano que había sobrevivido a la caída de un rayo. El acceso a la comunidad de Rufina continuaba siendo complejo, pero permitió un reencuentro que estrechó el vínculo de Alessandra con sus raíces. “Era muy común que familiares pierdan el rastro de los que migraban hacia Lima. Por esto, ese viaje fue un reencuentro que puso ese lado de mi familia al día. Como decían: ‘que bueno que vuelvas viejo, pero con vida’ ”.
Soy marquetera, soy serrana, soy peruana y está bien ser todas ellas.Alessandra Yupanqui
Las historias de las personas andinas muchas veces son invisibles, no contadas o bañadas en un tinte de pesimismo y vergüenza. Esto hace que peruanos vean su andinidad como algo lejano. Sin embargo la incesante búsqueda de Alessandra por profundizar más sobre sus orígenes es acompañada por una sonrisa. “Empecé a imprimir un tono de comunicación lleno de orgullo. No desde la denuncia, sino desde la alegría del ser. He creado una comunidad contenta, con personas de distintos oficios y que son andinos, también. Soy marquetera, soy serrana, soy peruana y está bien ser todas ellas”, comenta.
El contenido que genera Alessandra es un viento fresco a diferencia de cómo los medios retratan y exotizan la experiencia de las personas andinas. “La creación de imágenes y videos me ha regalado el poder de hablar dentro de cuatro paredes sobre los temas que me dan curiosidad y así conectar con muchísima gente. Las redes son una gran herramienta para comunicar y así convertirme en un puente que genera información valiosa y urgente”, menciona la activista.
Aretes y pollera de Alessandra, Zapatos de RÓMULO
A fines del año pasado, y a consecuencia del éxito de su perfil en Instagram, Alessandra fue invitada a dar una charla TED. Bajo el título de ‘Ser andina y sin vergüenza’, la oportunidad significó un reto mayor para Yupanqui. El nombre de la conferencia invitaba al público a dejar los juegos de pretensiones que constituyen todos esos prejuicios sobre la identidad andina. En esta charla, ella tenía que sintetizar en 10 minutos la historia detrás de su curiosidad. Para ello, Alessandra anotó todas las frases que nunca había podido decir públicamente sobre su proceso de autodescubrimiento en un intento por abrirse hacia un público nuevo y extraordinario. “Fue un ejercicio muy duro, pero catártico. Es un regalo el hecho de poder compartir lo que compartí y tener la voz para que otras personas se puedan identificar y sanar conmigo todos los traumas intergeneracinales de nuestro país”, reflexiona Alessandra.
El rol de la mujer andina en el Perú es parte de una conversación que se mantiene pendiente. Este es un tema que Alessandra suele tocar frecuentemente en el contenido que crea, entendiendo la complejidad que esto supone. Para ella, ser una mujer andina era completamente lo opuesto a ser una mujer en la ciudad; una identidad solo concebida “en medio de las montañas”. Sin embargo, una conversación con el autor Marco Avilés, cambió esta noción. “La Paz, en Bolivia, es una ciudad urbana y serrana a la misma vez. Lo andino trasciende del espacio. La forma en la que llevo mi ser andino, es ser auténticamente yo. Un día me puedo poner mi pollera y al otro, ponerme mis jeans. Soy la yuxtaposición de mis aparentes contradicciones”, concluye Alessandra.
Al adentrarnos a la casa de su abuela Rufina en Lima, encontramos los objetos que han acompañado a Alessandra durante toda su vida: el encanto del Niño Manuelito y los coloridos manteles que hilan la historia de migración de su familia a la capital. Y acompañando esta potente historia, se encuentran las fotografías capturadas por Claudia Rivera (@crocoqueen). La idea de lo que es ser una mujer andina, es constantemente explorada en su trabajo. Si bien Claudia nació en Francia, ella misma se describe como una “mezcla de todas las raíces indígenas de mis padres peruanos, pero que creció en un mundo sumamente diferente”. Como Alessandra, su identidad no se ata a un único lugar, sino a la suma de historias que la preceden. “En Francia se habla muy poco de Latinoamérica y el estar al otro lado del mundo me ha ayudado a conocer la historia de mi familia y entender mi andinidad de otra manera”, comenta. La fotógrafa suele retratar a mujeres latinoamericanas y andinas que se encuentran viviendo fuera de ese continente con miras a afirmar sus identidades y explorar la belleza de sus experiencias. Las historias de Claudia y Alessandra convergen, porque demuestran las distintas formas que toma la figura de la mujer andina.
Lo andino trasciende del espacio. La forma en la que llevo mi ser andino, es ser auténticamente yo. Un día me puedo poner mi pollera y al otro, ponerme mis jeans.Alessandra Yupanqui
“Hay pluralidad en la idea de lo andino. Está mal encasillar la idea que tenemos de las mujeres andinas. La multiculturalidad no es homogénea. Somos seres humanos falibles y de eso se trata la diversidad”, menciona fervientemente Yupanqui. La creadora de contenido busca ese cambio de mirada hacia su identidad así como la de la mayoría de sus seguidores. Alessandra abraza su historia y la muestra con ternura y admiración, abriendo paso a un verdadero cambio.