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Aportes de los cultivos del Antiguo Perú a la alimentación y la salud mundial

Mi opinión

Solemos olvidarlo, pero los aportes de los cultivos andino-amazónicos que prosperaron en nuestro territorio mientras se iban forjando las singulares civilizaciones que en la actualidad maravillan a los entendidos, son inmensos y han sido determinantes para la consolidación, por no decir sobrevivencia, de Occidente.

Es necesario, urgente, que se mencione una y mil veces la importancia que tuvieron y siguen teniendo los productos de la chacra precolombina: en esta plataforma hemos decidido hacerlo todo el tiempo, como si fuera un mantra. Nos abriga con ello la ilusión de despertar el orgullo patrio en temas como éste para que el agro, sobre todo el que se desarrolla en las parcelas familiares, vuelva a ser prioridad estatal, como lo fue, por poner solo un ejemplo, durante los años del dominio de los curacazgos chachapoya, en el valle del Utcubamba, poco antes de la irrupción del imperio incaico en esa región. Acabo de visitar ese escenario geográfico, allí sobre la dura piel de los Andes orientales siguen creciendo los cultivos de maíz, papa, frijol, calabaza, mashua, oca, olluco, kiwicha, quinua y muchos más, en sus múltiples variedades, que produjeron los gentiles de esos “reinos”.

Un maravilloso festival contemporáneo de los productos del pasado nuestro con la misma capacidad de siempre para revolucionar la mesa planetaria. No olvidemos un dato que compatí con ustedes semanas atrás: en el 2050, dentro de un ratito nomás, la demanda de alimentos en el mundo se incrementará en un 70 % debido al crecimiento de la población que al inicio de esa década habrá alcanzado los casi diez mil millones de habitantes: la población de China multiplicada por diez.
Podemos seguir contribuyendo con la adecuada alimentación y la salud mundial, ese y no otro es el papel que nos toca jugar como país, como descendientes de esos agricultores nuestros, en el futuro que ya nos cayó encima.


Por Luis Zuta Dávila para Agencia Andina

Si bien el Perú es reconocido globalmente por haber salvado del hambre a Europa y parte del planeta gracias a la milenaria papa, este no es el único superalimento originario que nuestro país aporta a la nutrición y seguridad alimentaria del orbe. Hace unos días se celebró el Día Mundial de la Alimentación, repasemos cuáles son los cultivos autóctonos de nuestra agrobiodiversidad que son apreciados y solicitados internacionalmente debido a sus indiscutibles propiedades y beneficios para la salud.

Papa

Perú es el principal centro de origen de la papa, tubérculo cuya antigüedad es mayor a 8,000 años, siendo alimento fundamental en nuestro desarrollo desde tiempos ancestrales y salvó del hambre al mundo.

La papa se siembra desde los 200 metros sobre el nivel del mar, pero en el caso de las papas nativas, por encima de los 3,000 a 4,200 metros, donde ningún otro cultivo prospera.

La papa aporta diversos nutrientes. Por ejemplo, 100 gramos de papa contienen 13 miligramos de vitamina C, 379 miligramos de potasio, 44 miligramos de fósforo, 5 miligramos de calcio, así como hierro y zinc. También posee 189 % más de antioxidantes, presentes sobre todo en su cáscara, y su consumo genera solo 89 kilocalorías, dado que tiene 35 % de materia seca.

Su fácil digestión permite que la papa sea consumida por personas de todas las edades, teniendo en cuenta que al contener una alta cantidad de antioxidantes previene enfermedades degenerativas y relacionadas al envejecimiento.

Las variedades con una pulpa amarilla intensa protegen contra la degeneración visual al concentrar betacaroteno que puede convertirse en vitamina A, mientras que las de pulpa morada y roja tienen propiedades antioxidantes.

Igualmente, las papas nativas tienen un gran poder antiinflamatorio y ayudan a combatir los problemas digestivos y protegen contra el cáncer de estómago.

En Perú hay 3,500 variedades de papa con diferentes propiedades, contenidos y cualidades. Ello gracias a la loable labor de conservación de las comunidades de pequeños agricultores que habitan sobre todo en las zonas altoandinas.

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Quinua

Desde tiempos milenarios la quinua ha sido una fuente de alimento de alto valor, considerada por los pueblos originarios como el “grano de oro”, no sólo por sus bondades nutricionales y alimentarias, sino también por su diversidad genética, su capacidad de adaptación a diversas condiciones agroclimáticas, y por el aporte cultural y socio económico que hace a su entorno local. En 2013, la FAO celebró el Año Internacional de la Quinua, en reconocimiento a su notable aporte a la seguridad alimentaria mundial.

El mundo de la quinua reúne diversos actores y oficios, involucrando a pequeños agricultores, empresarios agrícolas, cocineros, feriantes, artesanos, científicos, planificadores, etc., todos involucrados en su desarrollo, no sólo como un cultivo, no sólo como un producto, sino como un sistema alimentario sostenible.

La quinua es un grano de alto valor nutritivo, dado que aporta proteínas, ácidos grasos insaturados y minerales. Por su contenido de fibra, superior al 6% del peso del grano, favorece el tránsito intestinal, estimula el desarrollo de bacterias benéficas y ayuda a prevenir el cáncer de colon.   Es un alimento libre de gluten, apropiado para los celiacos.

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Kiwicha

Conocida también como amaranto, la kiwicha fue el alimento por excelencia para los incas, debido a sus propiedades tanto nutritivas como medicinales. Contiene un alto valor en proteínas y minerales como calcio, fósforo potasio, zinc, entre otros. Además, cuenta con textura fina y suave. La temporada de cosecha se realiza desde mayo hasta agosto.

Su alto contenido en aminoácidos, especialmente de lisina, favorece el desarrollo cerebral. Además, puede ser consumido por madres gestantes e infantes, al aportar calcio, fósforo y hierro, tanto para los dientes, huesos y sangre. La infusión obtenida por los tallos de esta planta, actúa como un efectivo laxante. Asimismo, aplaca los dolores reumáticos y menstruales.

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El consumo de este cereal debe ser cocido para aprovechar sus nutrientes. Por ejemplo, 100 gramos de kiwicha aporta 428 calorías, de los cuales el 70 % son almidones; 14.5 % proteínas y 7.8 % de grasa.

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Cañihua

Sobre el altiplano peruano, donde pocos cultivos prosperan debido a heladas y sequías, la cañihua crece en todo su esplendor, pintando la pampa serrana como un fresco impresionista, con colores cálidos como el escarlata, el lila, el esmeralda y el índigo, que contrastan con el embrujo gélido del clima de puna. Se cosecha desde junio hasta noviembre.

Entre sus propiedades nutricionales destacan que tiene un alto contenido proteico que puede aprovecharse en las dietas escasas en carnes. Posee un balance de aminoácidos de primera línea. Es particularmente rica en aminoácidos como lisina, isoleucina y triptófano. 

Asimismo, contiene vitamina E y complejo B. Sus granos están libres de gluten. Ayuda a la disminución del colesterol en la sangre y previene las afecciones cardiovasculares.

Maíz gigante de Cusco

El maíz gigante es un alimento altamente energético y rico en nutrientes digestibles. Es rico en fósforo, potasio y magnesio. Los cereales como el maíz suministran cantidades notables de proteínas y otros nutrimentos. Por su contenido de grasas poliinsaturadas, favorece el funcionamiento del sistema cardiovascular.

Después de varios siglos, el maíz cusqueño, producto con denominación de origen, sigue siendo el estandarte alimentario de la región Cusco.

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Cacao

Este cultivo es otro de los superalimentos que Perú aportó a la alimentación mundial. Siempre se pensó que los orígenes del cacao estaban en Centroamérica, pero investigaciones arqueológicas iniciadas hace cuatro años en Montegrande, ubicado en la provincia de Jaén, en la ceja de selva de la región Cajamarca, indican que este fruto se cultivó y domesticó hace más de 5,000 años por poblaciones establecidas en territorio amazónico peruano.

El arqueólogo peruano Quirino Olivera Núñez inició, en 2016, las excavaciones en Monteagudo, un complejo arqueológico en forma de espiral, construido sobre un área de 600 metros cuadrados en la meseta de un cerro rodeado de arrozales y otros terrenos de uso agrícola.  

En sus primeras indagaciones, Olivera detectó la posible existencia de tumbas con restos funerarios que incluirían semillas de cacao, entre otras que hoy se siguen cultivando en el fértil terruño de la ceja de selva peruana.

El Perú es actualmente el segundo productor de cacao orgánico en el mundo, cuya calidad es reconocida internacionalmente. También es uno de los pocos países que cultiva cacao blanco. Piura es la única región que cuenta con esta variedad de cacao en el Perú, la cual se diferencia de otras debido a su gran calidad, sobresaliente en cuanto a aroma, sabor y baja acidez, así como a su tolerancia frente a las principales enfermedades que afectan al cacao.

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Camu camu

Este pequeño fruto ovalado, de superficie lisa, color rojo y centro ácido, es el resultado del encanto mágico de una de las despensas naturales más importantes del planeta, que reúne fabulosas recetas para la salud y la gastronomía. Familia de las mirtáceas, contiene un alto índice de vitamina C, incluso por encima del aporte de alimentos con alta concentración de ácido ascórbico, como la naranja o el limón.

El camu camu es un súper alimento que fortalece el sistema inmunológico, piel y ojos. Aportando gran cantidad de vitamina C, al poseer 16 veces más vitamina C que el jugo de naranja y 60 veces más qué el zumo de limón. Esta fruta favorece al colágeno, aportando a una correcta formación de huesos, dientes, piel, cartílagos, ligamentos, tendones, e incluso los vasos sanguíneos.        

También aporta como antioxidante, previniendo de posibles efectos negativos. Otro de los principales beneficios del camu camu es la depuración del hígado, al participar en la desintoxicación, eliminando toxinas y la grasa que se acumula en dicho órgano.   

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Chirimoya

Cuando los españoles probaron por primera vez este fruto, lo llamaron manjar blanco, por ese dulce intenso, similar al de la caña de azúcar. Áspera por fuera pero dócil por dentro, la chirimoya parece un fruto del calor tropical, como el plátano o la piña, pero nada más alejado del Caribe que este producto, que crece sobre los 1,500 metros sobre el nivel del mar, en las faldas de la Cordillera de los Andes.

Aporta un alto valor energético a la dieta por su elevado contenido de carbohidratos. Es rica en fibra y vitaminas del complejo B y potasio. Es fuente apropiada de vitamina C, un compuesto que participa en la síntesis del colágeno, huesos y dientes. Actúa como potente antioxidante, al proteger a nuestras células de la oxidación.

Aguaymanto

Es un arbusto que se cultiva desde el periodo precolombino. En la actualidad, se le considera uno de los cinco mejores alimentos producidos en el Perú para la salud. Poderoso antioxidante, con altos contenidos de vitaminas A, B y C, calcio, hierro y fósforo, es perfecto para fortalecer el sistema inmunológico. Se cultivó en el Valle Sagrado de los incas y fue uno de los frutos más venerados en el jardín de los nobles.

El aguaymanto brinda al cuerpo humano un alto contenido de vitamina C, por lo cual ayuda a tratar procesos asmáticos, sinusitis y otras alergias. Además, cuenta con antioxidante, perfecto para retardar el envejecimiento, también ayuda a cicatrizar las heridas, mejora el sistema inmunológico, aumenta la producción de glóbulos rojos. Asimismo, corrige el desempeño de las funciones cardiovasculares y funciona como un tranquilizante natural.

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Otro de los beneficios para la salud que contiene el aguaymanto, es aliviar el estrés, combatir la hipertensión arterial, la ansiedad y estabilizar el nivel de la glucosa, por lo que puede ser consumido por las personas con diabetes. Igualmente, ayuda a prevenir el cáncer del estómago, colon y del intestino.

Ajíes 

Son un alimento con un bajo aporte calórico, dado que está formado en casi 90% por agua. Además, posee en gran medida capsaicina, componente presente en la familia capsicum (género de plantas angiospermas) que da el sabor picante y sirve como un analgésico y anticoagulante, ideal para personas con riesgo de enfermedades cardiovasculares. 

Su consumo posee, en cualquiera de sus variedades, una amplia diversidad de nutrientes. Por ejemplo, por cada 100 gramos de ají amarillo se adquiere 88.9 gramos de agua; 39 kilocalorías; 8.8 carbohidratos; 0.9 gramos de proteínas; 0.7 gramos de grasa; 2.4 gramos de fibra; 31 miligramos de calcio; 0.9 miligramos de hierro; 445 microgramos de retinol y 60 miligramos de vitamina C.

Últimas investigaciones revelan que comer ají regularmente alarga la vida; alivia el dolor y disminuye el apetito. Además, investigadores peruanos han apuntado al potencial del rocoto en la prevención de úlcera y cáncer de estómago.

Asimismo, el consumo de ají ayuda a combatir el dolor generado por las artritis, estimula el sistema nervioso, debido a que hace que el cuerpo produzca endorfinas (compuestos que están asociados con la satisfacción y el bienestar), regula los niveles de glicemia, complementando el tratamiento de la diabetes y genera un efecto bactericida, eliminando las bacterias del estómago, disminuyendo las posibilidades de padecer de enfermedades estomacales.

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Maca

Raíz milenaria oriunda del Perú, la maca posee un perfil nutritivo similar al de los cereales, con un 60% de carbohidratos; 10% de proteína; 8.5% de fibra y 2.2% de grasas. Contiene ácido linolénico, palmítico y oleico, así como moléculas orgánicas que contribuyen a reducir el colesterol y enfermedades cardiovasculares.

Por otro lado, es una fuente de minerales biodisponibles como el calcio, magnesio, fósforo, potasio, azufre, sodio, cobre, hierro, zinc, selenio, yodo, bismuto manganeso, silicio y estaño, ideal para la formación de huesos o producción de hormonas.

También contiene vitaminas del grupo B como la B1 y B2, que brindan energía; vitamina C que ayuda a prevenir el cáncer, a mantener los niveles óptimos de colesterol, prevenir las arrugas, y mantener el corazón sano; y por último la vitamina E que ayuda a proteger la piel.

Su consumo contribuye a estabilizar y controlar la presión arterial, además de aliviar el insomnio. Es sugerida para recomponer el equilibrio mental y físico. Asimismo, ayuda a reducir el estrés y el cansancio, proporcionando energía y claridad mental. Otro de sus importantes beneficios es el de regular y aumentar la función del sistema endocrino, produciendo hormonas necesarias para las funciones corporales y metabólicas como la fertilidad, la función sexual, la digestiva, el cerebro y fisiológica del sistema nervioso.

Posee también un efecto analgésico, debido a los terpenoides y saponinas; organismos que alivian el dolor y actúan como sedante. Acelera la curación de las heridas y combatiendo la anemia.

Yacón

Representado por los alfareros de la cultura Mochica en sus vasijas de barro como el origen de la vida, esta raíz andina de sabor dulce formó parte vital de nuestro pasado precolombino. La ciencia moderna ha revalorado este tubérculo por su alto contenido de inulina, fibra dietética que ayuda al organismo a metabolizar la glucosa y reducir los índices de colesterol.

Entre sus propiedades nutritivas destacan que es excelente para las dietas hipocalóricas y de diabéticos. Reduce los riesgos de osteoporosis y se emplea como edulcorante no calórico. Su consumo diario disminuye el nivel de triglicéridos en la sangre y proporciona alivio a problemas gastrointestinales.      

Estos son algunos de los superalimentos emblemáticos con los que Perú contribuye a la alimentación y nutrición  mundial. 

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