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Continúa destrucción del humedal de Chocalla en distrito de Asia mientras vecinos esperan respuesta de autoridades

Mi opinión

No pude atender a tiempo el SOS de Mishelle Ramos, la defensora ambiental de los humedales de Chocalla, en el sureño distrito de Asia, kilómetro 92 y pico de la Panamericana Sur: su pedido me llegó mientras apuraba los últimos detalles de la publicación de la revista Viajeros dedicada a celebrar los cincuenta primeros años del Parque Nacional del Manu, una de las tantas joyas de nuestro patrimonio natural amenazada por la angurria de los que creen que la naturaleza es infinita y entonces es lícito y civilizado dominarla a patadas, imponiendo los derechos de unos pocos sobre los bienes de todos.

En este caso, la adjudicación de un hermoso cuerpo de agua que embellece el paisaje costero, sirve de refugio a una interesante avifauna local y migratoria y fructifica los campos de una de las últimas comunidades de agricultores del distrito cañetano, a una inmobiliaria que exhibe monda y lironda unos derechos adquiridos, presumimos, gracias al aval de malos funcionarios de la municipalidad cañetana y la flacidez fiscalizadora de las entidades públicas encargadas de velar por los recursos hídricos y la vida silvestre en nuestro país.

Lo que está ocurriendo en la campiña de Chocalla, uno de los últimos paisajes de chacramar que nos quedan, el territorio que alojó en sus años crepusculares a Manuel Luna y alberga en la actualidad a una comunidad muy activa de defensores ambientales y orgullosos productores de panllevar y mitológicas sandías es tristísimo y lamentablemente una vieja ocurrencia en la costa que rodea a la capital. Lo acabamos de constatar en Puerto Viejo, otro humedal arrasado por las urbanizadoras de moda y antes en casi todo el litoral del mismo distrito de Asia. Las historias de negociados entre comuneros, vivarachos, autoridades y funcionarios de toda laya son abundantes al sur de Lima. Y de penosa recordación en todos los casos. Nos han arrebatado a la fuerza, lo repito, bienes comunes que nos empiezan a pasar factura.

Tenemos que agruparnos para defender a los vecinos de Chocalla, su lucha tiene que ser la de todos. Y a pesar de que pareciera que estamos hablando de hechos consumados, es posible, claro que sí, detener tamaña destrucción. Los reclamos de los afectados son legítimos y la legislación ambiental los protege. Hacer visible la defensa del colectivo «Salvemos los humedales de Chocalla», encuéntrenlos en Facebook, es una obligación, desde esta esquinita del ciberespacio vamos a persistir en eso.

Curioso país el nuestro en el que por la mañana una funcionaria estatal, en este caso la directora del Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña, anuncia a los cuatro vientos la aprobación del primer inventario nacional de los bofedales altoandinos, los humedales de altura que atrapan el agua de las lluvias y la deglaciación, también amenazados por la insensatez, y que en la tarde nos endilga noticias que nos enfrenten a la triste realidad de ver como se drenan los espejos de agua de la costa, una de las más árida del planeta, en aras de una ridícula modernización. De la mano, además, de la lentitud pavorosa en defender sus fueros de la Autoridad Nacional del Agua (ANA) y del mismo Serfor, el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre.

En fin, les dejo los testimonios que ha recogido Actualidad Ambiental que dan cuenta de la lucha de un grupo aguerrido de vecinos contra una inmobiliaria que hace oídos sordos a un reclamo justo que debería ser de todos. Buena semana, a seguir agrupándonos.


Actualidad Ambiental

El 27 de febrero de 2018, el Ministerio del Ambiente (Minam) creó un mapa de humedales costeros del departamento de Lima y registró a las “Lagunillas de Chocalla” como un humedal de 3.64 hectáreas, ubicado en el kilómetro 92.5 de la Panamericana Sur, distrito de Asia, provincia de Cañete, departamento de Lima.

Según Luis Arias, vecino y agricultor de Chocalla, esta zona siempre fue un humedal que presentaba una laguna donde incluso, años atrás, había peces. Sin embargo, los últimos años ha sido depredada para fines inmobiliarios.

“La laguna era más inmensa, mis abuelos la llamaban ‘Laguna del Encanto’ porque aquí habían peces como la tilapia pero, por su tamaño, las personas pensaban que era una corvina en agua dulce. Nosotros acá estábamos más acostumbrados a ver más peces que en el mar. También hemos conocido este lugar como «Los gramadales de Pampa de Dolores”, explica Arias, quien junto a otros vecinos ha sido testigo de la gradual desaparición de este espacio natural.

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Según Arias, los trabajos contra este humedal datan de 2007, cuando la Constructora La Venturosa ingresó al lugar para desarrollar proyectos inmobiliarios. Hace poco, él y otros vecinos han denunciado que dicha empresa incluso ha cerrado los canales de regadío que no solo beneficiaban a decenas de agricultores, sino que además sirven como fuente hídrica para el humedal.

Vecinos en pie de lucha contra la Constructora La Venturosa.

La zona más afectada del humedal es la parte conocida como Parcela 9, a donde llegaron trabajadores que, usando incluso maquinaria pesada, han removido toda la vegetación de este espacio natural. Además, la semana pasada, vecinos registraron quemas de esta vegetación a donde solían llegar diversas especies de aves locales y migratorias.

Gradualmente, la vegetación del humedal ha sido removida en diversos sectores. Foto: SPDA

Mishelle Ramos, vecina de Chocalla y defensora del humedal, señaló que este espacio natural albergaba a más de 57 especies de aves y tenía una gran biodiversidad, pero ahora todo esto se está perdiendo sin que las autoridades no den una respuesta clara a diversas denuncias que han realizado.

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“Empezamos a enviar cartas a la Autoridad Nacional del Agua (ANA), al OEFA, al Serfor, a las municipalidades para que nos dieran respuesta de por qué esta zona se estaba vendiendo y se iba a lotizar. Muchas cartas, muchas denuncias, ninguna respuesta”, afirma Ramos.Más

Maquinaria pesada remueve diariamente la vegetación en el humedal de Chocalla. Foto: SPDA

Por su parte, Mary Ann Pool, también vecina de Chocalla, afirma que “ninguna autoridad ha venido a observar esto y a proteger” este humedal. “Las lagunas son bienes de todos los pobladores del país, nosotros no podemos dejar que se vulneren estos ecosistemas que son el futuro. El agua dulce es uno [de los recursos] más escasos del planeta”, agrega.

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Debido al cierre de los canales de regadío, Luis Arias también advierte que esto podría causar inundaciones en la zona porque el agua no tendría un curso natural cuando se activen la quebradas ante un fenómeno como El Niño.

“Lo que buscan es secar esta zona, que es zona agrícola, porque piensan que así van a secar el afloramiento del agua del humedal. En el 2017 se activó la quebrada por el Fenómeno del Niño, si no existiera ese sistema de drenaje todo se inundaría, y si ocurriera otro evento como ese, toda la población se vería afectada y ocurriría otro desastre”, comenta.

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Estamos con ellos: Vecinos piden atención urgente de las autoridades. Foto: SPDA

Acciones para proteger el humedal

En las últimas semanas, la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA) ha brindado asesoría técnica a los ciudadanos que reclaman acciones a las autoridades para detener la depredación de este humedal.

Según la SPDA, ha ingresado denuncias ante las autoridades competentes, como al Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) y a la Autoridad Nacional del Agua (ANA).

“Existen muchas autoridades involucradas en la gestión de estos ecosistemas frágiles como el Minam, ANA, y Serfor. La agenda pendiente de estas últimas autoridades es modificar o actualizar sus cuadros de tipificación de infracciones para incorporar cualquier daño o amenaza que se presente”, señala Wendy Ancienta, asesora legal de la SPDA.

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“La norma de humedales indica que se tiene prohibido cualquier actividad sin autorización, dentro de este tipo de ecosistemas, en ese caso, las municipalidades tienen la obligación en el marco de sus competencias de fiscalización, de vigilar que no se realizan ninguna actividad sin permiso dentro de este tipo de áreas”, agrega la especialista.

Los vecinos también indican que han denunciado este hecho ante la Procuraduría de la Municipalidad de Asia, por daños ambientales porque “no solo están secando la laguna, sino borrando la laguna”. Sin embargo, hasta ahora no han tenido respuesta.

Al cierre de esta nota, Actualidad Ambiental intentó comunicarse con la Procuraduría de dicho municipio, pero no ha tenido respuesta.


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