Mi opinión
Viajamos hasta Iquitos para integrarnos a una simpática comitiva de periodistas e influencers que participaban en el Tercer Festival de las Tortugas de Agua Dulce de la Amazonía Peruana, uno de los eventos más importantes del calendario ambiental del departamento de Loreto. En los ríos y cochas de las proximidades de Iquitos una alianza público-privada está reparando lo que el olvido y la intransigencia estuvieron a punto de destruir para siempre: en la provincia de Maynas las tortugas taricayas están de vuelta. Aquí unos retazos de una historia que nos llena de emoción y que se debe repetir en otros confines de este país megadiverso y pluricultural.
Cuando recorrí por primera vez los bosques de arena blanca de la Reserva Nacional Allpahuayo-Mishana en el año 2002, Pekka Soini ya era una celebridad. E Iquitos la misma ciudad vocinglera y desafiante que atisbo esta mañana de sol radiante en la plaza Bolognesi, un espacio de la megalópolis amazónica dedicado, qué maravilloso, al encuentro ciudadano, al bien estar de sus vecinos, a los actos públicos que convocan a los (y las) charapas de todos los pelambres.
Formo parte de una entusiasta comitiva de periodistas que ha llegado especialmente desde Lima para participar de un espectáculo singular y felizmente repetido en este rincón del oriente de nuestro país: el Tercer Festival de las Tortugas de Agua Dulce de la Amazonía Peruana.
Aclaro: de las tortugas taricaya, Podocnemis unifilis, un diminuto quelonio de hábitos acuáticos que estuvo a punto de desaparecer de los ríos y cochas de Loreto debido al consumo indiscriminado de sus huevos y al avance incontenible de la agricultura, la tala y la minería que todo lo destruye.
Y cuyas poblaciones, felizmente, debo decirlo también, están volviendo a los cuerpos de agua próximos a la ciudad de Iquitos gracias al trabajo pionero, lo reconocen todos, de Pekka Soini (1941-2004), un naturalista finlandés enamorado de estos meandros que dedicó parte de su vida a estudiar el comportamiento y los hábitos reproductivos de la carismática especie.
Gracias al empeño del investigador nacido en Helsinki las poblaciones de taricayas de Pacaya-Samiria, el área donde inició sus estudios hace cincuenta años, están poblando de charitos, ese es el nombre que reciben las crías recién nacidas del quelonio, las riadas y cuerpos de agua de Loreto, Ucayali y Madre de Dios. Un ejemplo peruano de manejo apropiado de fauna silvestre en medio de la desazón del cambio climático y las cumbres que se llevan a cabo cada cierto tiempo para mitigarlo.
Taricayas a la vista
Fantástico, en la plaza-ágora que recorro los músicos de la Marina de Guerra del Perú van afinando sus instrumentos mientras esperamos la llegada de los invitados a la fiesta. Hoy los organizadores del festival van a premiar a los alumnos ganadores de los concursos de dibujo, pintura y poesía que se convocaron semanas atrás. Y van a presentar al respetable un espectáculo único: el nacimiento en tiempo real de las taricayitas de las nidadas recolectadas este año en la reserva nacional.
La expectativa es grande: las profesoras ultiman los detalles de le exposición de trabajos que presentarán al público mientras los transeúntes y curiosos, no se diga, detienen sus pasos para observar la insólita playa artificial que se construyó en medio del rugir de las mototaxis para depositar los huevos que se trajeron desde tan lejos y con sus crías repoblar las orillas de los ríos Itaya, Momón y Nanay, las serpientes de agua que circundan la ciudad de Iquitos.
El festival de las taricayas pretende transformar a la provincia de Maynas y su capital Iquitos en uno de los principales destinos ecoturísticos del Perú y ha contado desde un inicio con el apoyo del Grupo AJE, una empresa peruana y global comprometida con el desarrollo de los pueblos amazónicos y el #otromundoesposible que pregonamos en esta plataforma. Los rostros de satisfacción de Augusto Bauer, CEO Adjunto de la compañía fundada por la familia Añaños en Ayacucho y de Alberto Suárez, viejo miliciano del ecologismo peruano y asesor en asuntos ambientales de AJE, lo dicen todo.
Están felices. El esfuerzo no ha sido en vano. La asociación público-privada que se puso en marcha para salvar de la catástrofe demográfica a la elusiva especie en el 2019 a pedido de la regidora de la Municipalidad Provincial de Maynas María Elena Lau, otra de las felices asistentes, ha logrado involucrar este año al Ministerio del Ambiente, el SERNANP, al SERFOR, al Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, a varios municipios distritales, a casi todas las oficinas de la Municipalidad Provincial de Maynas y a un número considerable de empresas del sector turismo.
Los representantes de cada una de estas instituciones escuchan a los participantes del evento ñatos de risa. No es para menos: en la campaña de este año, la tercera desde que se inició la iniciativa, se logró sembrar 150 nidadas de taricayas en los distritos de Punchana, Belén e Iquitos, las mismas que, grosso modo, habrán de arrojar más de 5,100 huevos de tortuguitas. Una verdadera locura, una foto muy gráfica de la vida que queremos…
Explosión en Iquitos
Mientras esperamos el nacimiento de los charitos que pronto mashearán (tomarán sol) en el bancal (playa) de la plaza Bolognesi me doy un tiempo para conversar con el biólogo Luis Felipe Vela, el responsable del encomiable trabajo realizado por la Municipalidad Provincial de Maynas en estos últimos años y uno de los tantos estudiosos de la especie en la región.
Vela es un admirador no tan silencioso del trabajo de Pekka Soini y sigue como un alumno aplicado las recomendaciones que dejó el maestro. Como él sabe muy bien que las taricayas de la Reserva Nacional Pacaya Samiria se aparean en junio y a finales de julio o inicios de agosto ya están listas para desovar. Como Soini Vela es consciente también que 65 – 72 días después, con las primeras lluvias, los huevos estarán en condiciones de eclosionar para que se repita el milagro de la vida.
De las diez especies de tortugas acuáticas de la Amazonía peruana, taricayas, charapas y cupisos son las más requeridas por las poblaciones indígenas y ribereñas debido a lo apetitoso de sus carnes y huevos. De allí que el repoblamiento que viene apoyando el Grupo AJE en las vecindades de Iquitos tiene un objetivo implícito: impactar positivamente en las economías locales y generar puestos de trabajo.
Le pregunto a Vela por el estado de las taricayas que se liberaron en las campañas anteriores: “Siguen vivitas, me dice, los pescadores locales las ven todos los días y aseguran que muchas de ellas se están moviendo a otras áreas”.
Las taricayas alcanzan su madurez sexual sobre los cinco o seis años. Soini se percató de esto y también de otra conducta común a la especie: las tortugas adultas, a pesar de los recorridos que hacen, desovan en las playas donde nacieron. “En el 2024 o tal vez en el 2025 nuestras taricayas pondrán sus huevos por aquí”. Mientras tanto el compromiso de los asociados al Proyecto Repoblamiento de Taricayas en la Provincia de Maynas será el mismo: cuidarlas al milímetro para que el mundo vuelva a ser otro.
Justicia natural.
Dejo al biólogo por un momento. Las chicas del grupo Explosión de Iquitos están armando la jarana. El público las premia con sus aplausos y ellas les devuelven tanto afecto con una melodiosa canción que habla del cuidado de la Amazonía y la salud de sus bosques.
Eclosión en Iquitos
Ha llegado el momento cumbre del festival: el nacimiento de los charitos. Sabrina Pipa del equipo que comanda Vela –charapas los dos a mucha honra y orgullo- nos indica lo que debemos hacer. Como si estuviéramos en la playa de nuestra infancia hacemos huecos en la arena y, zuas, magia, empiezan a salir los benditos quelonios.
¡Qué espectáculo! Dos, tres, diez, de pronto decenas de criaturas se mueven por el bancal en busca de la libertad total… que va a demorar un poco más en llegarles a todas. De la playa semi-natural de la plaza Bolognesi tenemos que trasladarlas, breve navegación de por medio, a las orillas del río Nanay, en la proximidades de la comunidad San José de Lupuna. Allí volverán al redil, a los ríos donde la especie nunca debió de partir.
En ese punto nos esperan los pobladores locales que, como nos lo señaló Vela, fueron capacitados en su momento por el proyecto, construyeron las playas artificiales que se necesitaban y ahora van a cuidar a las engreídas de todos.
Pekka Soini desde la Estación Biológica de Cahuana, en la cuenca del río Pacaya y los investigadores Walter Herrera y Augusto Fachín, en la de Samiria, iniciaron la gesta del repoblamiento de las taricayas cuando otros daban por irremediable la desaparición de la especie en el departamento.
Sus esfuerzos no fueron en vano: en 1994 lograron incorporar a la comunidad de Manco Cápac en sus afanes y diez años después, en el 2004, el año que falleció el investigador, los comuneros de dicha localidad se convirtieron en los primeros en el Perú en contar con un plan de manejo de la especie aprobado por la autoridad competente. En el 2008 tamaño esfuerzo dio sus primeros frutos: las primeras 16,894 crías de taricayas nacidas en Pacaya-Samiria fueron comercializadas y hasta exportadas con éxito.
Tremendo trabajo del naturalista autodidacta que arribó a nuestro país en 1964, se enamoró de sus bosques y de sus gente y decidió quedarse para siempre entre nosotros.
De vuelta a casa
Alberto Suárez del equipo AJE me comenta a poco de llegar a las orillas del río Nanay que el 90 por ciento de los charitos que vamos a liberar alcanzarán la edad adulta. Y que el trabajo de su empresa y las instituciones aliadas ha logrado liberar más de 10 mil individuos de Podocnemis unifilis en los últimos tres años.
En San José de Lupuna a pesar de la lluvia que nos envuelve los asistentes a la esperada liberación de las taricayas nacidas en Iquitos sonríen. Nosotros, los invitados a la fiesta, al fiestón, no dejamos de observarlos con agradecimiento y ganas de volver. Si algo nos queda claro después de tanto vagabundear por el Perú es que la verdadera revolución en la Amazonía nuestra tiene que ser productiva. Recursos nos sobran, manos, felizmente, también.
La explosión-eclosión de las taricayas nacidas gracias a la persistencia de una regidora y el apoyo de empresas e instituciones que están dando batalla por un mundo mejor ha vuelto a ser un éxito. A prepararse para el cuarto festival…
Más datos
María Elena Lau, regidora por Maynas y el biólogo Vela se conocieron en Pro Naturaleza, una ONG dedicada a la protección de la naturaleza y sus recursos. En el año 2017 empezaron a gestionar el proyecto de repoblamiento de taricayas. En el 2019 consiguieron el apoyo del Grupo AJE.
Las nidadas contienen 34 huevos promedio y son compradas a los productores de la Reserva Nacional Pacaya Samiria gracias a la colaboración de AJE y otras instituciones.
Los municipios involucrados en el proyecto se encargan de adquirir los materiales para la construcción de las playas y también del cuidado de las mismas.
En este tercer festival se liberaron taricayas en las comunidades de San José de Lupuna (río Nanay), Puerto Alegría (río Itaya) y el Porvenir (río Momón). Este año seadquirieron 150 nidadas de taricayas.
El Tercer Festival de las Tortugas de Agua Dulce de la Amazonía Peruana tiene como objetivo posicionar a la provincia de Maynas como uno de los principales destinos ecoturísticos del Perú. Además, el repoblamiento de Taricayas permite garantizar la conservación de la especie, sensibilizar a la población y diversificar la actividad turística de la zona.
El Grupo AJE, a través de su marca BIO Amayu, fue nombrado por el Sernanp “Aliado para la Conservación” por su trabajo sostenible y responsable en la Reserva Nacional del Pacaya Samiria.
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Como parte de la campaña de manejo de taricayas para este 2021, se tiene previsto liberar a su hábitat natural a aproximadamente 700,000 taricayas, objetivo que es posible gracias al trabajo articulado entre las comunidades y el equipo del Sernanp de la Reserva Nacional Pacaya Samiria.