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El chañar, un árbol del desierto del Perú y Chile, que ha empezado a adaptarse el cambio climático

Mi opinión

El chañar, conocido en algunas zonas del Perú como sofaique, un árbol que vive en el desierto de Ica y propio también de las zonas fronterizas con Chile viene siendo estudiado por equipos científicos de prestigiosas universidades chilenas debido a las adaptaciones que la especie ha desarrollado para sobrevivir en medio de ecosistemas tan duros como el de Atacama. La ciencia al servicio de las urgencias climáticas, por decirlo de alguna manera. La nota que les dejo da cuenta que algunos genes de Geoffroea decorticans , su nombre científico, han evolucionado para hacer frente de mejor manera al aumento de la radiación, la salinidad y la escasez de agua en lugares en los que habita, lo que permitiría, entre otras cuestiones, encontrar con ellos estrategias para enfrentar el cambio climático que agobia a especies con las que comparte escenario como los algarrobos, otro habitante de las canículas que está sometido a tremendas presiones por los mismos motivos. Les dejamos por aquí el artículo que se acaba de publicar en un conocido diario de Santiago.


Tomado de La Tercera de Santiago de Chile

Investigadores del Núcleo Milenio de Ecología Histórica Aplicada para los Bosques Áridos (Aforest), acaban de publicar un estudio en que exponen los resultados de la secuenciación del genoma mitocondrial del chañar un árbol que se encuentra entre las regiones de Tarapacá y Coquimbo. Esta es la primera vez que se descifra en Chile el mitogenoma de alguna especie de árbol o arbusto que habite en el desierto de Atacama, es decir, su ADN. Entre los resultados más relevantes de la investigación, puede citarse que varios genes del chañar han evolucionado para hacer frente de mejor manera al estrés abiótico que enfrentan, es decir, condiciones como la radiación, la salinidad y la escasez de agua en el ecosistema en que se desarrollan.

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Esto permitiría, por ejemplo, que en un futuro puedan cruzarse aquellos genes que refuerzan estas cualidades de resistencia, lo que redundaría en una estrategia para enfrentar el cambio climático, por ejemplo. Los chañares son árboles vitales para el funcionamiento de sus ecosistemas.

Bajo el título “Análisis comparativo del mitogenoma completo de Geoffroea decorticans: un árbol nativo que sobrevive en el desierto de Atacama”, el estudio a cargo de los investigadores Roberto Contreras de la Universidad de Atacama, Felipe Carevic, de la Universidad Arturo Prat y Liesbeth van den Brink de la Universidad de Concepción, sostiene que el chañar ha sido muy importante para los pueblos indígenas del desierto de Atacama durante más de tres mil años.

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Flor del chañar.

A través de procesos evolutivos, añade el documento, la especie probablemente sufrió cambios que facilitaron su adaptación a las condiciones extremas del Desierto de Atacama. Aquí, comparamos, establecen los responsables, el genoma mitocondrial con el de otras especies de la familia Papilionoideae.

Contreras señala que el chañar, como cualquier otra leguminosa, mejora el nivel de nitrógeno del suelo, mantiene la conservación de éste y el agua y, además, puede beneficiar al ecosistema con el aumento de la retención de carbono en la superficie, protegiendo la biodiversidad y aportando al funcionamiento de los ciclos biogeoquímicos. “Esta especie en un ambiente como el del desierto de Atacama, el más seco y antiguo del mundo, tiene un valor ecológico muy importante, ya que interactúa con bacterias de la zona, realiza un gran esfuerzo por fijar nitrógeno de la atmósfera y, además, con la hojarasca que cae al suelo, ayuda a fertilizarlo, entregando nutrientes a otras especies de plantas nativas y endémicas que no son leguminosas”.

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Contreras añade que “en la Región de Arica y Parinacota, un ejemplo claro de la función ecológica que cumple el chañar es la de constituirse el néctar de su flor como la principal fuente de alimento para la especie en peligro de extinción llamada Picaflor de Arica (Eulidia yarrellii), ayudando también a su anidación, como también para muchas otras especies de aves”.

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Explica que el árbol, además, cumple la función de ser una base de alimento para insectos, y refugio de especies de reptiles y roedores que quedan en la zona. “Aún quedan otros servicios ecosistémicos del chañar por descubrir porque a la fecha hay pocos estudios científicos realizados sobre esta especie”.

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