Mi opinión
Koechlin no para: mientras otros empresarios del sector no logran asimilar todavía el golpe pandémico a una industria tan poderosa como la del turismo, el fundador de Inkaterra sigue construyendo escenarios para el descubrimiento y la apropiada fiesta del Perú, este país nuestro que tanto tiene por mostrar al mundo entero.
Joe Koechlin desde hace diecinueve años, me consta, ha venido moviendo los hilos y relaciones para que las joyas más preclaras de nuestro patrimonio se expongan en los grandes destinos culturales del planeta como se hiciera en su momento con los tesoros hallados en la tumba del faraón Tutankamon. Luego de tantos años de coordinaciones y buenos oficios por fin el afanoso empresario y sus amigos han logrado presentar en sociedad, y vaya qué sociedad, la exposición “Machu Picchu y los imperios dorados del Perú”, una muestra de casi 200 piezas del asombroso legado cultural que nos dejaron nuestros antepasados y mucha información sobre nuestro proceso histórico.
La muestra que se inauguró en Miami continuará su gira planetaria por Italia, Australia, Japón, China y otros destinos singulares. Cinco años por el mundo sacándole lustre a Machu Picchu, nuestro icónico patrimonio de la Humanidad y a las civilizaciones que precedieron a los Incas. Maravilloso, ese es el camino de la reactivación del turismo: como lo hemos manifestado más de una vez por aquí, la crisis del sector que tanto daño nos ha hecho debe ser entendida por nosotros como una oportunidad para ganar adhesiones y seguir fortaleciendo nuestra oferta como destino turístico excepcional y milenario.
En el 2015 tuve la oportunidad de vivir las celebraciones que se hicieran en el Museo Rietberg de Zürich con las piezas líticas del patrimonio Chavín de gira por Europa gracias a una invitación del prestigioso museo y al tesón de los funcionarios encargados del Museo Nacional Chavín. El día de la inauguración de la muestra decenas de personas no pudieron ingresar a la expo debido a la gran cantidad de concurrentes al evento y en las semanas siguientes el museo Rietberg estuvo repleto de visitantes ávidos por conocer la historia de nuestro país. Estoy seguro que el interés será el mismo con esta nueva exposición, así va a ser. Voy a tratar de llegar hasta el Museo de Arte de Boca Ratón, los tesoros del Perú y el esfuerzo realizado por sus organizadores merecen un despliegue periodístico mayor al que se ha hecho. Sí, ese es #elPerúquepodemos…
Casi 200 piezas provenientes de los museos Larco de Lima y del Sitio Manuel Chávez Ballón de Aguas Calientes fueron enviadas a Estados Unidos para la exposición que se estrena mundialmente este sábado 16 de octubre en el Museo de Arte de Boca Ratón. Algunas de estas piezas que nunca antes fueron expuestas en Perú, son exhibidas en esta ciudad situada a 70 kilómetros al norte de Miami.
¡Maravillas del arte antiguo a nuestra disponibilidad! La cultura clásica y la tecnología se combinan en “Machu Picchu y los Imperios Dorados de Perú”, una exposición itinerante que se saca de encima por completo las limitaciones y nos permite visitar la admirada ciudadela incaica y muestra en todo su esplendor las culturas precolombinas peruanas.
Después del 6 de marzo de 2022, esta exposición empezará a viajar por el mundo como una gran embajadora del país andino. El siguiente destino será París, donde permanecerá siete meses. Luego viajará a Milán, Italia, y después a Australia, Japón, China y otros países. Sin embargo, estos últimos destinos aún están por confirmar. Se prevé que en total serán cinco años de gira.
Gestión imperial
En entrevista para la revista Cosas, Jose Koechlin, CEO y fundador de Inkaterra destacó el esfuerzo económico que se ha realizado para poder llevar a cabo esta exposición. “Se han invertido varios millones de dólares y no solamente en la producción sino también en la promoción. En estos meses se han gastado 800 mil dólares directos”, detalla.
Pero para la gestión, ha sido necesario conseguir otras cosas además de dinero. El poder de persuasión y las negociaciones para la cesión de las piezas también ha sido importante. “Han sido años de gestión para conseguir los permisos. Quiero mencionar a alguien de la gestión anterior, a Alejandro Neyra, ex ministro de Cultura. Entendiendo realmente la labor de un servidor público, nos trató con eficiencia. En Cusco, quiero agradecer a José Bastante, el jefe del parque de arqueológico de Machu Picchu quien ha gestionado el préstamo de ocho piezas de Machu Picchu originales. También a Freddy Escobar quien como director de cultura en Cuzco nos contactó rápido con Lima, para que los permisos salieran”, cuenta Koechlin.
¿Cómo se inició este proyecto?
Koechlin cuenta que hace 19 años, National Geographic presentaba exposiciones sobre Tutankamon y realizaron un evento en Perú. Fue en ese momento que les propusieron a la entidad norteamericana realizar una exposición sobre las riquezas del Perú. Para ello, se hicieron gestiones de al menos seis años.
La historiadora Cecilia Bácula fue una persona fundamental en que se concrete el proyecto porque “realizó el levantamiento de todas las piezas de oro en todo el Perú, tanto en colecciones privadas como públicas. Además, actualizó el inventario de piezas conocidas y poco a poco fue cuajando. Tuvo reuniones con varios ministros y presidentes. Soportó las idas y vueltas del financiamiento y finalmente se logró trabajar con el mismo grupo que presenta a Tutankamon desde hace 25 años”, cuenta uno de los promotores de la exposición.
El resultado es una “pincelada” de las variadas culturas que se desarrollaron en lo que hoy es Perú entre el año 3.000 AC hasta la llegada de los españoles en el siglo XVI, dice Numhauser, vicepresidente senior de World Heritage Exhibitions, quien cree que va a “entusiasmar” a los visitantes hasta el punto que después de verla “van sacar pasajes para visitar el país.
Maravillas físicas y realidad virtual
Provenientes de tumbas reales y señoriales, 192 objetos pueden representan a las culturas Wari, Moche, Mochica, Virú, Chavín, Cupisnique, Chancay, Chimú y Lambayeque.
En el recorrido, después de apreciar las piezas clásicas, los visitantes podrán sentirse como si estuvieran en la propia ciudadela Inca. Esta innovación tecnológica, a través de imágenes captadas por un dron son un zumbido en el corazón y un detonante para la reflexión. Algunas de las imágenes mostradas exponen el estado de Machu Picchu durante la pandemia; es decir, vacío. A causa de la COVID-19, el ser humano experimentó un cambio en su relación con la naturaleza.
Sentados en unos sillones especiales de estimulación multisensorial, los visitantes sienten el vértigo de bajar a gran velocidad desde las alturas andinas hacia el valle y hasta un temblor. Observar a la civilización Inca en ese estado, implica un cambio en la perspectiva de las personas respecto a la esencia de una de las Siete Maravillas del Mundo.
Uno de los grandes atractivos de la exposición es Ai Apaec. La principal deidad Mochica está representada en una máscara funeraria y en otros objetos, como un gran plato donde a modo de un cómic donde se cuentan sus aventuras. Además, hay piezas que aluden a rituales, sacrificios, adornos, escenas de sexo, representaciones de los animales emblemas del mundo, el inframundo y los cielos.
Este aspecto ligado a la espiritualidad es una de las características más resaltadas por Jose Koechlin. “El darnos cuenta que al final, ya hemos visto tanta gente morir en estos meses, que efectivamente, hay algo mas que la simple presencia en esta vida es un aspecto que se debe tener en cuenta. Siempre es bueno mirar al pasado. Nosotros, los peruanos, no tenemos idea de lo que significan nuestros ancestros de hace 2 mil o 3 mil años organizados y ellos eran una sociedad sofisticada. Con sus creencias espirituales pero también con los valores sociales que tenemos, que hemos visto entre nosotros”, señala.
- Más info en Los dioses Chavín conquistan Europa
En tiempo de pandemia, iniciativas como estas ayudan a difundir la imagen del Perú en todo el mundo. Debido a la necesidad de distanciamiento social y otras medidas para prevenir la propagación de la COVID-19, las autoridades peruanas han limitado el número de personas que pueden visitar Machu Picchu anualmente a 250 mil.