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Mateo Salado: repensar los espacios públicos

Mi opinión

Les dejo está nota que describe el trabajo que vienen realizando estudiantes y profesores de la Universidad Católica para poner en valor la huaca Mateo Salado, uno de los sitios arqueológicos más emblemáticos del distrito de Pueblo Libre y hasta hace un tiempo tierra de nadie.
El complejo de 17 hectáreas de extensión debe su nombre al francés Matheus Salade, un hereje que se refugió entre las paredes de adobe de la huaca antes de ser ejecutado en la hoguera por pedido expreso de la Santa Inquisición en 1573.

El nombre original del complejo arqueológico es todavía materia de estudio.. En las primeras décadas del siglo XX, investigadores de la talla de Pedro Villar Córdova retomaron con ciertas modificaciones el nombre del pueblo de indígenas que existió que se desarrolló en la zona durante el siglo XVI y lo aplicaron a la “huaca” denominándola “Chayacala”, “Chayacalca” o “Chayacalta”.

En fin, hay que seguir encontrado ideas novedosas para salvar de la destrucción nuestro impresionante patrimonio cultural


Alumnos PUCP buscan hacer del Complejo Arqueológico Mateo Salado un espacio más público, para que los ciudadanos puedan visitarlo con más regularidad. Mediante diversos objetivos, materiales y métodos, los alumnos de arquitectura plantearon sus propuestas.

Como todos los años, antes de empezar las clases, los alumnos de quinto a décimo ciclo de la Facultad de Arquitectura participaron en el Workshop Experimental. En esta oportunidad, estuvieron acompañados de cuatro arquitectos del Taller Alice, número 1 de la Escuela Politécnica Federal de Lausanne. El equipo estuvo representado por  Sthéphane Gramdgirard, Laurent Chassot, Margherita Del Grosso, Andrea Pellacani y también con el profesor William Haskas, de la Universidad de Parson.

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El propósito principal de este workshop fue explorar diferentes formas de cómo habitar y darle sentido, uso y contemporaneidad a centros arqueológicos. En ese sentido, la actividad principal fue hacer una infraestructura temporal en el centro arqueológico Mateo Salado, en Pueblo Libre. “La finalidad de este workshop es que los alumnos desarrollen más sobre los procesos constructivos, las exploraciones materiales que configuran el espacio arquitectónico y sobre el cómo a mejorar las condiciones de ambientalidad”, comenta Renato Manrique, uno de los profesores organizadores de este evento.

¿Proteger o integrar?

Para nuestros invitados, fue curioso ver que el centro arqueológico se encontraba cercado en todo su perímetro. “El hecho de preservar la huaca al cerrarla al público genera una división. La población y los estudiantes están interesados en ella, pero no hay a cómo acceder”, comenta Gramdgirard.

El enfoque de respetar la huaca es totalmente válido, es un lugar arqueológico que necesitamos preservan pero se pierde el propósito por el cual se construyó originalmente. “El significado de la huaca era atraer a la gente, porque era un centro cultural y un lugar de reunión. Ahora es un lugar al que no podemos acceder”, añade Del Grosso. Por eso, la misión de esta construcción también se orientaba a recuperar el sentido original de la huaca y tratar que el proyecto facilite ese vínculo entre la ciudad y el centro arqueológico.

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Para la elaboración de la estructura, los estudiantes y los docentes tomaron el referente de las huacas de Mateo Salado. “Mucho de lo que podemos ver en nuestro proyecto hace referencia a la calidad de la huaca como construcción. Así como la verticalidad y horizontalidad, porque la topografía de la huaca es realmente fuerte. Esta es una reinterpretación de la calidad de la huaca”, explica Del Grosso.

Aprender y confrontar

Ya que la dinámica se realiza en tan solo una semana, los profesores crearon una estructura previa. Así, los estudiantes podrían construir una estructura mucho mayor. Pero no se trata solamente de añadir. “Durante la observación, los estudiantes trataron de relacionar nociones sobre los vínculos ciudad-centro arqueológico, pasado-futuro, interpretación y propuesta”, aclara Gramdgirard.

Esta labor exigió explorar cómo a través de la manipulación de los materiales se explora el espacio. Las interrogantes a responder eran diversas: cómo el material afecta el espacio, cómo esta puede darle un uso pertinente, cómo darle mayor funcionalidad y cómo mejorar la relación con la huaca. “Tratamos de brindar a los estudiantes no solo una aproximación teórica del proyecto”, sostiene Chassot.

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Otro reto era utilizar adobe y madera para construir esta estructura. “Es interesante usar estos materiales para intentar innovar en diferentes formas de ponerlas juntas. El ejercicio de combinar dos materiales como adobe y madera, es parte de la creatividad que demanda el ejercicio, que fue realmente lo que estábamos buscando”, agrega Chassot.

Además, esta experiencia significó una fusión de conocimientos con los estudiantes. “Realmente se mezclan dos culturas. Los alumnos necesitan entender y aprender otras aproximaciones, pero también pueden brindar sus conocimientos”, concluye Del Grosso.

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18/8/2016

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