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Panfleto contra el ambientalismo ultra

Mi opinión

Cuando Survival califica a la primatóloga Jane Goodall -noventa años sobre la tierra tratando de proteger su biodiversidad y símbolo para muchos de la resistencia al negacionismo en expansión- de representar a un colonialismo que desdeña a los pueblos indígenas y también a lo que ellos que llaman «conservación de fortaleza», comete el mismo error que han cometido todos los movimientos de resistencia fallidos, irrelevantes, en términos del verdadero avance civilizatorio.


Por Guillermo Reaño / Notas de viaje

Dividir a quienes intentan agruparse para defender el planeta en el que vivimos desde la razón y la protección de los bienes comunes: el aire, el agua, los bosques, los océanos, el futuro, es un absurdo, una pérdida de tiempo, un homenaje al radicalismo estéril mientras los males que queremos enfrentar se expanden, crecen, se hacen invulnerables.  

Repasemos sino la coyuntura política actual: ¿Qué es lo que está impidiendo en Venezuela o en la Cuba post-Castro o aquí mismo, en el Perú de estos tiempos de abusos parlamentarios y otras sinvergüencerías, que se impognan la razón y el optimismo? Me queda claro que gran parte de ese inmovilismo que nos hace sentir derrotados los causa la desunión, la confusión, la imposición de las mentiras verdaderas, el fake news. La manipulación venga de donde venga, el facilismo, la ignorancia que se extiende mientras se apagan las incertidumbres y ganan peso las intolerancias. Y Survival, que es un movimiento contestatario tan válido como Roots & Shoots o el Instituto Jane Goodall, las dos organizaciones que dirige la Dr. Jane Goodall, comete ese error amparándose en un principismo que a estas alturas del partido resulta peligroso en extremo. Por no decir suicida.

En la lucha política -y vaya si ésta no lo es- la constitución de un frente amplio para derrotar el autoritarismo ha sido y seguirá siendo una necesidad. Ejemplos de unidad contra los poderosos, miles. Ejemplos de lo contrario, de desunión y de exclusión de los que no piensa exactamente como pienso yo, millones.

En este momento refundacional, la posibilidad de avanzar pasa ineludiblemente por reconocer que el discurso en boga de los Trumps, Mileis, Melonis se ha convertido en el dominante, en el  abanderado de la razón pública. Los que bregamos día a día por el resurgimiento de la sensatez tenemos que convertirnos en manada y no empezar la guerra interna que descalifica a medio mundo basándose en la ley del ego, del solamente nosotros tenemos la razón y punto.

Invalidar el legado de Douglas Tompkins, el filántropo estadounidense que está revolucionando el rewilding en el sur de Chile y Argentina porque era multimillonario y en un momento de su vida el magnate de la ropa outdoor o sacar del partidor a Leonardo DiCaprio, la estrella del cine detrás de millonarias campañas de recaudación de fondos para invertirlos en conservación por frívolo o no sé qué más, resulta una tontería, una metida de pata que solo beneficia a los que quieren negar el calentamiento global y la crisis ambiental para seguir medrando con el futuro.

Lo mismo ocurre en el caso de la etóloga inglesa qure recorre el mundo llamando la atención sobre el poco tiempo que tenemos para detener el Armagedón ambiental que nos está sacando la mugre.

A mi francamente me tiene sin cuidado si Greta Thunberg es hija del estado de confort europeo y que debido a ello su prédica antiglobal es fruto de la mesa bien servida en casa y el acceso a los bienes que no tienen los habitantes de Tercer Mundo. No, ella es parte de un universo inconforme con la salud del planeta y aunque sus disparos, todos, no sean los correctos, el movimiento adolescente y estudiantil que fundó es valioso en extremo para ese agrupamiento del que hablo. Igual sucede con Jane Goodall o David Attenborough: su lucha sirve, inspira, genera esperanza, no podemos silenciarla. Tenemos la obligación de sumar fuerzas para ser multitud y adicionar ingentes dosis de tolerancia y entendimiento común para construir un mundo mejor.

Finalmente, como dictamina el proverbio chino citado en un momento estelar de la Guerra Fría por Deng Xiaoping, no importa el color del gato, importa que sepa cazar ratones.

Buen viaje…

PD: aquí la nota de Survival que comento: Jane Goodal…¿y los pueblos indígenas?

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