Solo Para Viajeros

[TRAVESÍAS] Ballenas de nuestra América

Mi opinión

Ya va llegando la temporada de avistamiento de ballenas en el norte peruano, una actividad que se está manejando, lo he escuchado en varias reuniones, de manera concertada, responsablemente. Para ir calentando motores, planear su próximo viaje a Órganos se entiende, los dejo con este texto de Alejandro Balaguer, fotoreportero y conservacionista argentino de recordada residencia en nuestro país. Alejandro es director en la actualidad de Fundación Albatros Media, un observatorio ciudadano preocupado en generar conciencia ambiental para enfrentarnos como colectivo a los problemas derivados de la obcecación humana por destruirlo todo. La nota que les propongo fue publicada en la edición 32 de la revista Viajeros.


El cielo se confunde con el océano y el azul intenso del Golfo de Panamá domina el vasto paisaje marino del Pacífico Tropical Oriental. Montados en un pequeño helicóptero, volamos en busca de ballenas jorobadas para capturar imágenes de su migración, reproducción y nacimiento.

Repentinamente, para nuestra sorpresa, una mole tan pesada como quinientos hombres salta fuera del agua demostrando su poder. Sus inmensas aletas y su potente cola causan, al caer sobre la superficie del mar, montañas de agua y espuma. La gran ballena jorobada es seguida por otro ser marino que se deja ver bajo el agua. La hasta entonces silueta, que no debe medir más de 5 metros, emerge. Es su “pequeña” cría. Al volar sobre ella a baja altura, nos muestra su frente rugosa mientras exhala un chorro de aire y agua pulverizada con olor a mares que inunda la cabina del helicóptero. Curiosa e inquieta, nos brinda una secuencia de brincos mientras nos observa. Luego ambas se sumergen. Nosotros, quedamos emocionados con el encuentro. Ahora, la calma vuelve. Solo se escucha el suave arrullo de la brisa tropical.

Cada año las jorobadas del Sur migran desde su zona de alimentación en la Antártida hacia las áreas de reproducción en los mares tropicales de nuestra región.
Cada año las jorobadas del Sur migran desde su zona de alimentación en la Antártida hacia las áreas de reproducción en los mares tropicales de nuestra región.

Al correr la tarde un mar de plata pura se extiende ante nuestra mirada. Pequeños parches de luz se filtran bajo el techo plomizo de nubes cargadas de lluvias. Ya hemos fotografiado y filmado más de 20 ballenas al abrigo de las ensenadas turquesas de aguas poco profundas del archipiélago de Las Perlas.

Desde nuestra privilegiada “platea” aérea presenciamos la llegada de una ballena jorobada hembra seguida por un cortejo de gigantescos pretendientes que pugnan por su preferencia. Los machos están muy activos en el ritual del apareamiento. El más poderoso se impone ante sus rivales; golpea el agua con su cola y sobredimensionadas aletas pectorales en un derroche de pasión y fuerza descomunal, para así llamar la atención de la hembra. Esta no duda en escogerlo entre el trío de galanes. Muestra su inmenso y blanco vientre que reluce al hacer contacto con un rayo solar e inmediatamente los dos colosos se sumergen, seguramente para aparearse.

En Las Perlas una ballena jorobada, pesada tanto como 500 hombres, salta demostrando su poder en época de apareamiento.
En Las Perlas una ballena jorobada, pesada tanto como 500 hombres, salta demostrando su poder en época de apareamiento.

El instante que registramos es fugaz, íntimo.

Cientos de instantes irrepetibles, maravillosos, portadores de mensajes, quedan atrapados en la retina, en la memoria; y hoy, esas imágenes capturadas en Panamá, donde nacen las ballenas jorobadas, forman parte de nuestra campaña educativa regional, por el uso no letal de cetáceos llamada “Ruta De Gigantes”.

Esta campaña, que reúne desde llamativas exhibiciones itinerantes de fotografías hasta libros, artículos, vídeos y publicidad en múltiples medios, busca despertar un genuino interés en la opinión pública de las Américas en temas vinculados a la protección y conservación de ballenas y delfines y en el avistamiento responsable y reglamentado de cetáceos.

El cumplimiento de las reglas de avistamiento es la clave para la industria sostenible. De lo contrario, las ballenas buscarán aguas más seguras perdiéndose la oportunidad de un desarrollo amigable con los océanos.
Una jorobada extiende su aleta de 8 metros ante nuestro lente. Luego de siglos de utilizar su aceite como combustible de lámparas, la Comisión Ballenera Internacional prohibió la cacería comercial a nivel global.

De esta forma y en complicidad con la gente de nuestro continente, esperamos impulsar la creación de santuarios balleneros, como el Santuario de Ballenas del Atlántico Sur, en preparación para la próxima reunión de la Comisión Ballenera Internacional (Inglaterra 2014), donde se decidirán asuntos relevantes al futuro de estas especies migratorias.

Han pasado diez años desde que comencé el registro fotográfico de los tesoros naturales y las amenazas actuales en la ruta de las ballenas jorobadas del Pacífico Sur. En un principio, como director de las expediciones “Ballenas Libres” de la Asociación Andes y Mares, participé en diversas exploraciones balleneras recorriendo la línea de costas de Chile y Perú, a bordo de embarcaciones y aeronaves de todo tipo. A lo largo de la costa de Ecuador y en las islas Galápagos, en el buque Orión de la armada ecuatoriana y en tres campañas antárticas en el buque peruano de investigación científica Humboldt, científicos de varias nacionalidades me enseñaron que el mar ya no es una fuente inagotable como muchos creen, sino todo lo contrario: un desierto submarino salpicado con aislados oasis de biodiversidad.

Ante el colapso de las pesquerías, la gente de Guerrero Negro y San Ignacio, en Baja California, México, ha mejorado su calidad de vida gracias al negocio del avistamiento de ballenas grises hecho de manera reglamentada y responsable.
Ante el colapso de las pesquerías, la gente de Guerrero Negro y San Ignacio, en Baja California, México, ha mejorado su calidad de vida gracias al negocio del avistamiento de ballenas grises hecho de manera reglamentada y responsable.

Durante esas expediciones aprendí a valorar a las ballenas jorobadas como símbolo de la pureza de los océanos.

Posteriormente, como director y fotógrafo viajero de la Fundación Albatros Media, pude captar momentos inigualables en la sala de maternidad de las ballenas jorobadas, en los maravillosos archipiélagos centroamericanos, completando así mi iniciación a la comprensión del vulnerable mundo acuático de las ballenas.

San Ignacio y Ojo de Liebre, en Baja California, México, son refugios de ballenas grises al cuidado de las comunidades, donde han aprendido que estas valen más vivas que muertas por la oportunidad que genera el turismo ballenero reglamentado..
San Ignacio y Ojo de Liebre, en Baja California, México, son refugios de ballenas grises al cuidado de las comunidades, donde han aprendido que estas valen más vivas que muertas por la oportunidad que genera el turismo ballenero reglamentado..

Pero fue durante el anclaje en muchas comunidades de pescadores artesanales que pude conocer su dura realidad y entender que la observación de ballenas, delfines y lobos marinos, de manera reglamentada y ordenada, podría ser una de las formas de llevar una mejor calidad de vida a estas comunidades marino-costeras, agobiadas económicamente por la merma de las especies comerciales. Es que el avistamiento de ballenas es un negocio global que practican más de 10 millones de personas y representa más de 1 billón de dólares anuales. Sin duda, una gran oportunidad de desarrollo y una esperanza para los más necesitados.

A pesar de los beneficios económicos de la conservación de cetáceos, las ballenas son arponeadas y descuartizadas a bordo de los buques balleneros. Japón (que lleva a cabo anualmente lo que ellos llaman “cacería con fines científicos”) y sus aliados, Noruega e Islandia, pretenden incrementar, a nivel global, la cacería comercial de ballenas para el consumo humano, para usos industriales o para alimentos de mascotas. Si bien la Comisión Ballenera Internacional impuso una moratoria para la caza de cetáceos desde 1986, Japón, Noruega e Islandia, tratan actualmente de poner fin a la prohibición.

Los machos compiten por las hembras frente a Isla del Rey. La gestación dura entre 11 y 12 meses. Usualmente dan a luz una cría cada 2 o 3 años.
Los machos compiten por las hembras frente a Isla del Rey. La gestación dura entre 11 y 12 meses. Usualmente dan a luz una cría cada 2 o 3 años.

A lo largo de los años, mientras producíamos imágenes y documentales que forman parte de nuestra “Ruta de Gigantes”, me entrevisté con incontables pobladores y autoridades de América Latina y comprobé que, en nuestra región, se cree en el uso no letal de los cetáceos y en los beneficios económicos de los santuarios para ballenas y otros mamíferos acuáticos. También noté que, salvo unos pocos casos aislados, nuestras naciones están convencidas que la observación reglamentada trae riqueza y están en contra de la cacería de ballenas y delfines, ya que éstas especies valen más vivas que muertas.

Hoy, preocupados por el exterminio de la biodiversidad, en apoyo a los cientos de organizaciones, pueblos marino costeros, y naciones del mundo, ante la amenaza que representan los pocos países cazadores de ballenas, hacemos un alto para presentar extractos de nuestra bitácora siguiendo la ruta de las ballenas jorobadas del Pacífico, desde Centroamérica, pasando por las costas de Colombia, Ecuador, Perú y Chile, hasta la Antártida; además de una selección de fotos de varias especies de ballenas, que refleja la grandiosidad de las grandes viajeras de los mares, como un llamado a emprender su conservación.

¡Bienvenidos a bordo!

El cumplimiento de las reglas de avistamiento es la clave para la industria sostenible. De lo contrario, las ballenas buscarán aguas más seguras perdiéndose la oportunidad de un desarrollo amigable con los océanos.
El cumplimiento de las reglas de avistamiento es la clave para la industria sostenible. De lo contrario, las ballenas buscarán aguas más seguras perdiéndose la oportunidad de un desarrollo amigable con los océanos.

 

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