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Varanasi

Mi opinión

Sadi Paredes, de Puente Piedra, Perú, sigue dándole la vuelta al mundo. Por ahora en la India, en la ciudad sagrada de Varanasi, escuchando a su voz interior y el tintineo que se agita en el corazón de los iluminados. Aquí su nota desde una de las orillas más intensas del Ganges.

Abrazo a la distancia, compañero, que la ruta sea infinita.


Y aquí estamos de vuelta al Ganges, de nuevo en una de las siete ciudades sagradas de la India, Benarés, como lo leí tantas veces en algunos libros que pasaron por mis manos.  Varanasi es una ciudad difícil de explicar, entre tantas vidas y muertes comienza este pequeño resumen de lo que podría ser la ciudad más antigua y más importante de la India.

Según los arqueólogos Varanasi tiene más de 4000 años. Cubierta por las aguas del Ganges, es en estos meses donde se refleja la vida en toda su intensidad en la ciudad sagrada.  En las primera horas de la mañana comienzan los Babas a rendir homenaje y a hacer sus primeras ofrendas; inmediatamente son seguidos por los peregrinos y turistas.

Se asoman los primeros rayos de sol, la magia de la noche colorida comienza a desvanecerse. Algo esconde esta ciudad, entre laberintos de callejuelas, callejones y los ghats. Hay que tratar de entender las historias de estos lugares abriendo el corazón y tratando de caminar sin dirección alguna por sus pasajes angostos llenos de pequeños restaurantes y tiendecitas donde es posible encontrar las mejores sedas, instrumentos de música increíbles, inciensos y hasta elefantes.

En estas pequeñas calles de apenas dos metros de ancho, cabemos todos: creyentes, mendigos, Babás, vacas, cabras, niños, perros y lo mejor de todo, las motos que pasan a toda velocidad. Nos empujamos, cedemos el paso y debo hacerme el loco para dejar de escuchar las bocinas.

Vacas y hombres compartiendo el mismo espacio. Varanasi.

En esta época del año la ciudad vibra en sus pequeñas calles y en los ghats donde cada tarde antes de la puesta del sol se realiza el Arti o puja, ceremonia de agradecimiento a la diosa Ganga, madre de la India. Cuenta la leyenda que fue fundada por el dios Shiva y que se convirtió en un centro religioso dedicado a Suria, el dios del Sol.

Según dicen las escrituras, una de las cuatro cabezas del Dios Brahma consiguió descansar al llegar a esta ciudad. También que la mano de la esposa del dios Shiva, que se suicidó prendiéndose fuego, cayó en esta ciudad. Para los hinduistas Varanasi es una ciudad sagrada y consideran que todo aquel que muera aquí (o a menos de 60 km a la rotonda) estará libre del ciclo de las reencarnaciones.

Miles de hinduistas llegan hasta Manikarnika uno de los ghats donde se realizan cremaciones; filas de cadáveres al son de mantras descienden las escaleras y esperan su turno a cada lado del crematorio. El objetivo es clarísimo: que las cenizas sean tiradas al Ganga a vista de los espectadores y que arda el fuego que los convertirá en polvo nuevamente.

Aquí nace el morbo de ver arder un cuerpo inerte. La paradójica Varanasi me deja estupefacto ante tanto desentendimiento, con miles de caras que se van moviendo entre el misticismo y la religiosidad. Decenas de niños jugando y bañándose en las aguas del río sagrado, mujeres y hombres lavando sus ropas, vacas refrescándose, Babás y Naga Babás caminando desnudos.

Esta ciudad se muestra solo a los que la quieran ver con otros ojos. Varanasi está protegida por una fuerte devoción que nos obliga dejar esa forma de ser occidental que nos hace juzgar y enojarnos de todo.  Después de ver lo que he venido a conocer prometo no incomodarme más con mi barrio en Puente Piedra.

Por donde caminas te encuentras con un templo. Fantástico.

Hasta aquí necesitaba un poco más de tiempo para hacerme la idea de que estaba vivo y acá, en la India; pero ni bien cerré los ojos empezó el festival de música clásica hindú, evento que duró cuatro días. Un espectáculo de la Naturaleza extraordinario, melodías para mis sueños en medio del festival y es que nunca en mi vida había asistido a un show como éste:  gran parte de los oyentes se encojes en el piso y duermen de lo más felices. Uno de ellos yo, por supuesto.

Al ritmo de Mirindingam (percusión de madera), de Maharaja Harmonium (instrumento de viento con teclado), del Sitar (instrumento de cuerda pulsada), del Sarangi (similar al violín) y otros instrumentos hicieron de mis sueños, una realidad.

 Y para finalizar, el último día del show, el 4 de marzo, se celebra Maha Shivaratri, el evento más importante de toda esta aglomeración. El nombre de esta festividad proviene de las raíces sanscritas, Maha, “grande”; Shiva, “deidad” y ratri, “noche “. De esta forma se celebra la gran noche de Shiva.

Hay varias leyendas detrás de esta gran celebración. Algunos creen que este fue el día en que el Señor Shiva tragó veneno para salvar al universo. Otros creen que es el día en que Shiva se casó con la diosa Parvati. También se dice que Shiva realizó el Tandava en Maha Shivaratri, una danza que significa creación, preservación y destrucción. Solo Shiva es el que sabe origen verdadero de esta celebración.

La noche se pinta de colores, los corazones se agitan

De cualquier manera, durante esta festividad, los devotos de Shiva cantan mantras y ofrecen oraciones en el templo. Ayunan durante el día hasta la mañana del día siguiente, filas de 3 km se dejan ver en las calles desde la amanecida hasta el anochecer y es que todos quieren entrar al templo de Lord Shiva una de los más importantes de la ciudad.

Mujeres vestidas de colores con flores y aromas en mano caminan por las calles y ghats cantando mantras, Se trata de una verdadera fiesta, se dice que la tierra es testigo de un aumento de energía en este día debido a su posición planetaria. Maha Shivaratri es un momento para que los seres humanos expulsemos nuestra ignorancia y tomemos conciencia de nosotros mismos y del universo. Este día es también muy importante para los yoguis por ser el día de Shiva, el primer yogui.

Se vio Babás danzando alrededor de los ghats, miles de jóvenes caminaron durante 26 km descalzos, recitando mantras. Las vibraciones de Shiva se sintieron y cuánta energía hubo en ese lugar. Me voy más que feliz, en este mismo momento escribo en ell tren que va de Varanasi a Khajuraho, la ciudad erótica de la India. Mucha información para tan pocos párrafos, la historia vivirá para siempre dentro de este ser, ¡Namasté!

Hora del refrigerio, una manzana es más que suficiente.
Naga Babá.
Sadhus, Babás y demás seguidores de Shiva se juntan para el último día de shivaratri,
El atardecer en los ghats.
Así queda Varanasi después del festival dedicado a Lord Shiva «Shivaratri».
Esperando el momento perfecto para entrar al río sagrado.
Ofrenda al Ganges.
Naga Babá
Sadico por el Mundo. Un bravo…

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