Tomado de La Vanguardia
El gobierno de Chile canceló la construcción de una carretera a través del Parque Nacional Alerce Costero, santuario de árboles milenarios entre los que se encuentra uno de los árboles vivos más longevos del mundo, conocido como el Gran Abuelo. Las iniciativas llevadas a cabo en los últimos meses por científicos y ciudadanos han conseguido proteger este ecosistema lluvioso, con especies de flora y fauna únicas en el mundo.
La carretera que uniría las localidades de Corral y La Unión, a unos 750 km al sur de Santiago, se inició en 2008 con la rehabilitación de la antigua ruta maderera T-720, que cayó en desuso en los 1980 tras la creación del Parque Nacional Alerce Costero. La obra amenazaba ahora a más de 4.000 alerces Fitzroya cupressoides, árbol nativo de Chile de muy lento crecimiento.
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En una carta publicada en la revista Science el pasado mes de junio, cuatro destacados científicos chilenos alertaron de que la carretera aumentaría el riesgo de incendios, la tala ilegal y la fragmentación del hábitat del parque, que alberga especies en peligro como el propio alerce, el zorro chilote (Lycalopex fulvipes) y remanentes del bosque templado lluvioso. Además, el proyecto violaría el Tratado de Biodiversidad suscrito por Chile en la COP15, según afirmaban los autores del escrito.
La declaración pública de científicos y ciudadanos contra la carretera dirigida al presidente de la República, Gabriel Boric, se acercó a las 5.000 firmas. A finales de julio, el ministro chileno de Agricultura, Esteban Valenzuela, avanzó la decisión del gobierno de descartar el trazado de esta carretera por el Parque Nacional Alerce Costero entre Corral y La Unión.
Las consecuencias reales para el parque nunca estuvieron claras. La primera versión del estudio de impacto ambiental del Ministerio de Obras Públicas (MOP), en 2019, estipulaba que el tramo 2 del proyecto, con 9 km en zona protegida, afectaría a 178 alerces de forma directa y a 1.212 indirectamente. Y reconocía la corta de 102 alerces de entre 1,5 y 9 metros.
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Tras varias revisiones del proyecto, en 2022, el MOP actualizó la cifra de alerces afectados a 796 de forma directa y a 3.512 indirectamente. El informe recogía que ya no se talarían los árboles y que se replantarían los 796.
El movimiento ciudadano por la Defensa del Alerce Costero cuestionó la eficacia de la replantación y la verdadera finalidad de la carretera, que atribuyó al interés de la industria maderera para acceder al puerto de Corral. Si bien el objetivo explícito del proyecto era turístico, el documento estimó que en 2030 circularía por la ruta T-720 un promedio de 7 vehículos pesados por hora, camiones de más de 2 ejes y autobuses incluidos.
En 2014, el diputado Enrique Jaramillo celebró la terminación de las primeras fases del proyecto y destacó el papel que tendría la carretera en un futuro corredor bioceánico “la gente de Argentina es la principal interesada en sacar sus cargas por Corral”, afirmó.
El pasado julio –nueve años después– el ministro de Agricultura, Estaban Valenzuela, descartó el tráfico pesado por el Parque Nacional Alerce Costero en unas declaraciones.
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Ruta alternativa
Para dar respuesta a la anhelada mejora de la conectividad entre Corral y La Unión, los científicos de la Corporación Alerce Rocío Urrutia y Alejandro Miranda recomendaron un trazado alternativo. Su propuesta sugería la mejora de otras rutas ya existentes que solo incrementaría en 7 km la distancia frente al itinerario del parque nacional.
La pasada semana, la delegada presidencial de la Región de Los Ríos, Carla Peña, informó a los alcaldes de Corral y La Unión que se potenciarían las rutas T-60 y T-400 como alternativa a la carretera cancelada, según recoge Diario de Valdivia. Son las mismas que propusieron los científicos.
El movimiento ciudadano por la Defensa del Alerce Costero ha llamado a no desconvocar las movilizaciones hasta la completa concreción del proyecto de vialidad alternativo.
La importancia del alerce
La conífera Fitzroya cupressoides, nativa de Chile y Argentina, es una de las especies más longevas del planeta. Su desarrollo es extremadamente lento, lo que le permite vivir mucho. Mientras que un pino tarda 20 años en alcanzar la madurez y llegar a los 20 metros, al alerce le lleva de 300 a 400 años conseguir la misma altura.
Asimismo, tienen una importante función ecológica. “Crecen en suelos con pocos nutrientes y generan la primera cobertura arbórea para que se desarrollen el resto de las especies”, explica Thomas Catalán, guardaparques de la CONAF.
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Algunos estudios señalan que los bosques fríos y lluviosos del sur de Chile podrían retener hasta tres veces más carbono por hectárea que el Amazonas, especialmente en el suelo. Y almacenar carbono requiere de árboles que permanezcan en pie el mayor tiempo posible. “Un alerce puede secuestrar las moléculas de carbono 1.500 años en promedio”, explica el profesor Jonathan Barichivich, investigador del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS) y especialista en bosques de alerce.
Por último, los alerces también actúan como un pequeño ecosistema en sí mismos, puesto que albergan los hábitats de copa o dosel, que son un refugio de biodiversidad y contribuyen a la retención de agua del bosque, la acumulación de nutrientes externos y la regulación del microclima.
Sin embargo, la sobreexplotación de su preciada madera y su lento crecimiento empujó a esta especie ‘evergreen’ al peligro de extinción. En la actualidad queda menos de la mitad de la superficie de alerce que existía en 1850.
“Pese a su importancia patrimonial, económica y científica, y a contar con herramientas de protección legal, el alerce se encuentra fuertemente amenazado”, recoge el Ministerio de Medio Ambiente en su web.
¿Tiene la edad de las pirámides de Egipto?
La primera vez que el guardaparques Marcelo Delgado fue a conocer el árbol más anciano del bosque no se atrevió a llegar hasta él. Por entonces era tan solo un niño y su abuelo Aníbal Henríquez, primer guarda del parque, había descubierto un alerce muy viejo al borde de una quebrada, en lo más profundo del bosque.
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El niño sintió que “allí abajo había alguien” y ese miedo le impidió visitar el árbol. Y tenía sus motivos. En el imaginario mapuche, la cultura nativa de esta región de Chile, ciertos elementos de la naturaleza son considerados ‘ngen’, espíritus protectores, y se les venera con gratitud y respeto.
Ahora, tras dos décadas como guardaparques CONAF, Marcelo recuerda como una anécdota aquel primer encuentro frustrado con Lañilawal (alerce de la quebrada, en mapuche), como lo denomina su familia de guardianes Henríquez-Vivanco. Sin embargo, la historia deja entrever una tradición cultural con una relación distinta con la naturaleza.
En 1993, el estudio liderado por el profesor Antonio Lara, reportó un alerce de 3.600 años en la cordillera de los Andes. Aquello posicionó al Fitzroya cupressoides como la segunda especie más longeva del mundo, después del Pinus longaeva.
El año pasado, una nota en Science sobre un análisis en progreso reveló que la edad de Lañilawal podría superar los 5.000 años, superando al pino Matusalén, el árbol vivo más anciano datado hasta ahora. Detrás de este último hallazgo estaba el científico Jonathan Barichivich, también nieto de Aníbal Henríquez.
Barichivich obtuvo una muestra del 40% del tronco, que representaba 2.400 años en sus anillos. Ante la imposibilidad de llegar al corazón del árbol, de 4 m de diámetro, un modelo numérico estimó que el árbol superaría los 5.000 años. En la actualidad, el científico trabaja en otras medidas complementarias de datación, como el radiocarbono, para publicar los resultados.
“La edad quizás es lo menos relevante. Lo importante es proteger estos seres vivos tan especiales. Sobre todo, cuando vienen acompañados de una significación tan grande para mucha gente”, explica Barichivich a SINC.
A pesar de que el proyecto de carretera ha sido cancelado, los aislados alerces del Parque Nacional Alerce Costero ya han sufrido el impacto del turismo. La fama de Lañilawal aumentó las visitas y se registraron daños en los árboles que obligaron a la CONAF a clausurar el parque durante meses.
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En la actualidad, Lañilawal solo puede visitarse en compañía de un guardaparques. También él ha sufrido el turismo. “Antes tenía una gruesa capa de musgo en el tronco”, explica Delgado.
Los turistas contemplan el árbol desde una plataforma a tres metros. Según la Corporación Alerce –de la que forma parte Barichivich– la estructura genera un impacto negativo: “Cubre sus últimas raíces vivas y reduce un 50 % la lluvia que hidrata al árbol. Debe moverse a 25 metros”, advierte el investigador. Como garantía adicional de que los turistas no toquen o abracen el árbol, proponen instalar una red baja a modo velo.
La cancelación de la carretera es un éxito para el Parque Nacional Alerce Costero. Sin embargo, los desafíos para la conservación de los amenazados alerces continúan. “Hay que proteger todos los árboles, no solo los de 5.000 años”, sentencia Marcelo Delgado.