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La Cucaracha, una casa sobre ruedas

Mi opinión

Estos chicos son mis héroes, los sigo desde que los conocí en Lima hace más de cinco años, cuando estaban a punto de cumplir sus diez primeros dándole vueltas al mundo. Son Pablo Rey, de Buenos Aires y Anna Callau, de Barcelona, nómades y libres, hermosos y desenfadados, testigos privilegiados de una época que se viene abajo para dar paso a la que gente como ellos está inventando de a poquitos, sin alharaca.

Les paso este texto sobre La Cucaracha, la casa en la que viven rodando por el mundo, una Mitsubishi del año de la pera que han cincelado a su manera.

Anna Callau y Pablo Rey, nómadas, gente del camino, libres como el viento. Quince años viviendo a su manera, qué envidia…


Por qué queremos a la Cucaracha (©Pablo Rey y Anna Callau).

La Cucaracha tiene su propia personalidad e idiosincrasia. La hemos querido y odiado, a menudo en un mismo día. Hubo un tiempo en que soñamos con tirarla por un barranco y cobrar el dinero de un seguro imaginario. Hemos tenido unas cuantas roturas de motor importantes: en el Sahara de Sudán, en el Parque Nacional Sibiloi en Kenia, en el Altiplano Boliviano y, de nuevo, en los Andes chilenos. Cuando rompimos las ballestas en Mozambique, manejamos casi 1000 km con éstas atadas con un alambre hasta que encontramos un repuesto usado, que instalamos como reparación permanente. Cuando el motor murió en Iquique, Chile, instalamos otro de segunda mano. Fue un gran hallazgo en un desguace. Esto fue 9 años y 200000 km atrás. Una vez que aprendimos cómo conducirla y cuidarla, La Cucaracha se convirtió en el tercer miembro de la familia y los problemas se detuvieron.

Anteriormente se llamó la Vaca (es muy pesada), el Dragón (humea mucho), la Mitsushiti (se estropeaba mucho). Encontramos el nombre perfecto, La Cucaracha, mientras viajábamos por Colombia. Al igual que las cucarachas, es pequeña, se puede meter en cualquier lugar y sobrevive a todo, incluso a nosotros.

Apreciamos que tenga el chasis corto, entra en un contenedor, la cama está siempre hecha, y podemos ver la luna a través de la ventana del techo por la noche. Hemos dormido en la Cucaracha más noches que en cualquier otra casa convencional de ladrillo en las que hemos vivido. La embarcamos dos veces: la primera vez desde Ciudad del Cabo hasta Buenos Aires (a precio de coste), y de nuevo desde la Península de la Guajira, Colombia, hasta Colón, Panamá (gratis), donde la aseguraron en la cubierta de un barco de carga boliviano llamado Intrepide. Ha sido nuestro único 4WD, y nos ha llevado hasta muchos fines del mundo.

La Cucaracha. ©Chris Collard

Aunque muchos de nosotros soñamos con preparar el vehículo perfecto para nuestro “gran viaje” alrededor del mundo, solo unos pocos se lanzan a la aventura para ver su sueño hecho realidad. Este es el caso de Pablo Rey, creativo publicitario que padecía un caso agudo de “hasta aquí hemos llegado”. En 1999, durante unas vacaciones por el sur de África, tuvo una visión: no volver a comprar nunca más un pasaje de vuelta. A pesar de que volvió a su casa en Barcelona, España, no le llevó mucho tiempo renunciar a su trabajo, comprar una furgoneta 4×4 y convencer a su chica, Anna, para cambiar su vida profesional por una vida de vagabundo. Esto último fue un reto. Pablo afirma, “Recuerdo la cara que puso Anna como si fuese hoy”. Ella dijo, “¿Dar la vuelta al mundo en un 4×4? ¿Cómo? ¿Con qué dinero? ¿Hacia dónde? ¿Con qué te golpeaste la cabeza?” Pablo razonó, “Casi todos los países en el mundo están conectados por alguna carretera. Entonces, casi todas las rutas del mundo empiezan en la puerta de tu casa. Es más fácil de lo que parece”.

Su objetivo inicial fue viajar durante 4 años alrededor del mundo, deteniéndose un año por continente. Pero su plan se rompió en África, donde comenzaron a tomar todos los desvíos posibles, para quedarse durante 2 años y medio. Luego cruzaron hacia Sudamérica donde pasaron dos años más, luego otros tres, hasta llegar a los siete. Actualmente, tras seis años más entre Centro y Norteamérica siguen llevando una vida nómada. Pablo y Anna se dieron cuenta de que la vida en la ruta no era simplemente unas vacaciones más largas o un escape de la realidad. La vida en la ruta era la vida real.

La Cucaracha, una furgoneta Mitsubishi L300 Delica 4WD del año 1991, no era un coche deslumbrante cuando Pablo lo compró en pesetas a fines de 1999 por el equivalente a 12.000 euros. El que iba a ser el insecto más viajero del mundo era un vehículo de segunda mano, sin modificaciones, y le faltaban casi todas las cosas que muchos creemos necesarias para salir. Tras unos pocos meses haciendo habitable el interior del vehículo, decidieron salir a la carretera y hacer el resto de las modificaciones cuando fuesen necesarias a lo largo del viaje. La defensa fue hecha a mano en Chile ($100), el sofisticado snorkel se hizo con un tubo de 3 pulgadas de acero en un taller de Bulawayo, Zimbabue ($40), y la caja de aluminio fue añadida en Buenos Aires, Argentina (gratis). La barra de arrastre amarilla (que solo han usado recientemente después de llevarla como amuleto durante 9 años) fue un regalo de un amigo chileno en el desierto de Atacama.

La transmisión de La Cucaracha sigue siendo original; algo bueno ya que Pablo admite que él no es mecánico ni pretende serlo aunque tenga que tirarse bajo su 4×4 a arreglar algo. En contraste con los roles normales hombre/mujer, Anna, hizo un curso de mantenimiento mecánico y tiene buen oído para detectar fallas. Pablo, el creativo, enfoca su energía en fotografiar el viaje, mantener el contacto en sus redes sociales y escribir libros de sus aventuras.

Una mirada al interior revela la personificación de la funcionalidad y eficiencia. Si lo piensas, viajar un año sí, y otro también, requiere llevar ropa y equipo para todas las estaciones. Cada cosa tiene su lugar específico, y hay un lugar específico para cada cosa. Viajan sin nevera, ya que ocuparía demasiado espacio vital. Como resultado, solo comen productos frescos. La cocina consiste en un solitario quemador de gas conectado a una garrafa de 6 litros de propano, y una caja pequeña de plástico para guardar ollas y sartenes. Bajo el colchón tienen tres cajas de aluminio de Panama Jack y un armario de madera donde guardan de todo, desde herramientas y zapatos a abrigos de invierno, comida y paquetes con los libros que van vendiendo en el camino. Echas un colchón de 3 pulgadas de espesor encima y ya tienes una cama para dos. La pala, la mesa, las sillas de camping y los fluidos están arrinconados a sus pies. En el lado de estribor hay un armario que contiene cajas de plástico con ropa (para que no se llene de polvo), comida, papel higiénico, más libros y medicinas. Al otro lado del armario, sobre la pared, hay un mapa con una línea delgada que dibuja los 15 años de viaje por el mundo de este trío.

Cambios más convencionales incluyen unos neumáticos todo terreno General Grabber AT2 y una barra de luces LED de BajaDesigns. Después de conocer a Sergio Murillo, propietario de BajaRack, en la Overland Expo, La Cucaracha encontró su camino hasta Ensenada, México, donde Sergio y su equipo construyeron un portaequipajes modular a medida, diseñado con un agujero central para tener una buena vista de los cielos a través de la ventana del techo. Levantando la lona que cubre el equipaje, aparecen bicicletas plegables, mochilas, colchonetas de camping, maletas y combustible de emergencia.

Debido a manos golosas en muchas partes del mundo, cinco de las ventanas están cerradas con planchas de aluminio, y unos candados básicos aseguran las puertas. No es elegante, pero cumple su función. Como en la mayoría de los países es ilegal poseer un arma de fuego, Pablo tiene un palo de golf estilo ninja y Anna un par de tubos de spray de pimienta. Ambos métodos han sido utilizados con efectividad.

Alguien se puede preguntar cómo la Cucaracha financia sus viajes. Una buena pregunta para esos que “sueñan”. La primera regla es alinearse uno mismo con humanos que no necesitan filet mignon todas las noches. La segunda es trabajar en el camino. A pesar que la mayoría del tiempo la pareja la pasa moviéndose lentamente, tomando cuantas más curvas posibles, Pablo ha escrito varios libros y es colaborador habitual en distintas publicaciones alrededor del mundo. Anna trabaja eventualmente con una promotora de conciertos de rock en España y teje pulseras y collares de macramé. Si te encuentras con ellos en la ruta, y escuchas algunas de sus historias, es seguro que termines con alguno de sus libros de aventuras bajo el brazo.

Este junio cumplieron 15 años en ruta, viviendo juntos codo a codo en una furgoneta de 5 metros cuadrados. Son nómadas verdaderos, y hace poco confirmaron su amor a la ruta (y al otro) en una capilla con drive-thru en Las Vegas. La Cucaracha, que ejerció las labores de padrino del novio, padre de la novia, damas de honor de la novia, testigo y altar (se casaron sentados dentro), ha llevado a la pareja durante más de 330.000 km a través de más de 50 países. Tiene las cicatrices de guerra de piedras voladoras en Kenia y Etiopía (locales poco amistosos o aburridos), ramas de árbol de los caminos estrechos de Sudamérica y rocas de senderos no recomendados en el Parque Nacional de Canyonlands. Ocultando las heridas hay tatuajes de pinturas rupestres de Zimbabue, serpientes Moche de Perú y bandidos durmiendo recostados en un cactus de México. Aunque vivir en la ruta no siempre es un mar de rosas, Pablo y Anna están convencidos que solo puedes arrepentirte de cosas que no hiciste, no de las que intentaste hacer aunque hayas fallado. Buenas palabras para guiarse.

Especificaciones

  • 1991 Mitsubishi L300 Delica GLX 4WD.
  • Motor: D4D56, 2.500cc, 4 cilindros diésel.
  • Cambio de marchas manual, 5 velocidades.
  • Capacidad tanque combustible/autonomía: 130 litros/1100 km (dos tanques).
  • Portaequipajes: BajaRack, customizado.
  • Suspensión delantera: barras de torsión y amortiguadores
  • Suspensión trasera: ballestas/elásticos.
  • Defensa: manufacturada en Chile.
  • Neumáticos: General Grabber AT2, OE.
  • Baterías: Optima Yellow Top (2), Red Top (1), con interruptor manual.
  • Electricidad: panel solar Goal Zero Boulder 30, inversor 300-watt .
  • Precalentador del motor y ducha exterior: Espar Hydronic D5.
  • Compresor de aire: Viair 90.

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21/10/2015

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