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Enrique Atoche, guardaparque del Parque Nacional Cerros de Amotape, soldado de la conservación

Mi opinión

Enrique Atoche cuida los bosques de Tumbes desde hace 33 años y lo que más le gusta de su trabajo son los patrullajes, el tener que moverse por todo el Parque Nacional Cerros de Amotape para proteger cada uno de sus rincones. Soldado en la frontera del Perú durante el conflicto con el Ecuador, don Enrique ahora es un soldado de la conservación. Como él 900 guardaparques del #Sernanp cuidan las #áreasnaturalesprotegidas de nuestro país.
Continuamos conociendo a más guardianes de la naturaleza del Perú, con ellos aseguramos la protección de nuestro patrimonio natural. Seguimos entregándoles más historias del #ProyectoGuardianes, más relatos de la vida de nuestros #héroresdelaconservación.


Guillermo Reaño para Proyecto Guardianes. Fotos Gabriel Herrera.

“A mí lo que más me gusta de mi trabajo es la acción, no por las puras he servido a mi país en sus fuerzas armadas, estoy muy bien preparado para defenderlo”. Enrique Waterman Atoche Sánchez, 56 años, natural del distrito de Casitas, en Tumbes, y guardaparque del sistema nacional desde hace 33 habla claro, sin medias tintas. Casi toda su vida la ha dedicado a cuidar los bosques de una región extrema en vida natural y paisajes espléndidos …  y  a su edad, cuando otros servidores públicos piensan en el retiro, en los nietos que aguardan en casa o en el merecido descanso, dice tener cuerda para rato.

Y que nada lo va a alejar por ahora, insiste, del Puesto de Vigilancia y Control Angostura del Parque Nacional Cerros de Amotape, su casa, la trinchera desde donde todos los días defiende las más de 150  mil hectáreas de un área natural establecida por el Estado peruano en 1975 para proteger la flora y fauna del Bosque Tropical del Pacífico y el Bosque Seco Ecuatorial de la llamada Región de Endemismo Tumbesina.

Leer más en: Registran nuevas especies de aves en el Parque Nacional Cerros de Amotape

En el interior del Parque Nacional Cerros de Amotape se han registrado 320 especies de aves, 85 de mamíferos, 28 de anfibios, 44 de reptiles y 404 especies de flora. Foto Gabriel Herrera / Viajeros.

Don Enrique, padre de cinco hijos, uno de ellos también guardaparque en el parque nacional que recorremos, en sus largos años como guardián voluntario y oficial de estos bosques ha cumplido funciones en el Santuario Nacional Los Manglares de Tumbes, el Coto de Caza El Angolo y la Reserva Nacional Tumbes, las tres áreas protegidas de carácter nacional que junto a Cerros de Amotape, conforman el núcleo del mosaico de protección de la región Tumbes, una porción de nuestro territorio cuyos cauces fluviales, nacidos al otro lado de los Andes, fracturaron la cordillera hace miles de años para entregar sus aguas al océano Pacífico formando a su paso  ecosistemas ricos en endemismos de aves y otros seres vivos.

La Región de Endemismo Tumbesina, que compartimos con el sur-occidental de Ecuador, es una de las cuatro zonas de endemismo de aves más importantes del planeta. En el Perú se extiende desde Tumbes hasta La Libertad y se estima que la habitan 800 especies de aves, lo que representa el 8 % de especies de aves del planeta, de las cuales 59 son endémicas; es decir, solo habitan en esta región. El Parque Nacional Cerros de Amotape alberga la muestra mejor conservada de la Región de Endemismo Tumbesina

“Si es que no estuviéramos aquí, protegiéndolo, este bosque ya hubiera sido destruido”, alarga su relato  el guardaparque Atoche. Tiene razón: la creación del parque pudo detener la invasión del bosque seco y tropical que empezó a generarse  con el incesante ingreso a mediados de la década del setenta de agricultores decididos a talar sus árboles con el propósito de ampliar sus cultivos. De allí que al igual que  en otras áreas naturales protegidas de nuestro país existan dentro del perímetro bajo protección estatal asentamientos humanos con cuyos pobladores se tiene que dialogar constantemente para que se cumplan los objetivos de conservación previstos por la ley.

Hermosos ceibos se levantan sobre el manto verde de un parque nacional sobre las estribaciones del Macizo de los Amotapes. Foto Gabriel Herrera / Viajeros.

“No es fácil, tanto ellos como nosotros, hemos tenido que ceder en nuestras posiciones iniciales y hacernos entender, hoy, lo puedo asegurar, prosigue, después de los patrullajes conjuntos que hacemos con la población, la fiscalía y la policía nacional, los traficantes de tierras y los taladores ilegales se han tenido que retirar para que el bosque se mantenga, así como lo ven: intacto, lleno de vida”.

En nuestro largo recorrido por la quebrada Angostura hacia el circuito ecoturístico de la catarata El Huarapal, primero, y luego por la quebrada Cabuyal hacia el Área de Conservación Regional Angostura Faical, otro milagro de los bosques de Tumbes bajo protección, pudimos apreciar el buen estado de los manchales de algarrobos, faiques, ceibos, hualtacos que  los guardaparques del Sernanp protegen en coordinación con los técnicos de AIDER, la organización privada encargada de  ejecutar el contrato de administración que el Estado firmó para gestionar de manera conjunta y participativa el Parque Nacional Cerros de Amotape.

Más info en Lorena Ladines, guardaparque del Santuario Nacional Los Manglares de Tumbes, pasión por la naturaleza

Juntos por la salud de nuestros bosques

Como nos lo hizo saber un muy bien informado Enrique Atoche, la legislación ambiental peruana permite la tercerización del manejo y administración de un área natural protegida  por parte de una entidad particular que se compromete, por contrato, a ejecutar actividades que benefician la gestión pública de las áreas bajo su control.

El Puesto de Vigilancia Angostura se encuentra a solo 20 km de la ciudad de Tumbes: allí se podría decir que se inicia el ingreso a la selva de la costa de Tumbes. Extraordinario. Foto Gabriel Herrera / Viajeros.

La Asociación para la Investigación y el Desarrollo Integral, AIDER, una organización líder en conservación ambiental fundada en 1986, es el ente ejecutor de tres  contratos de administración que le permite co-gestionar con el Estado peruano el Coto de Caza  El Angolo, la Reserva Nacional Tumbes y el Parque Nacional Amotape.

“Nuestras condiciones de trabajo han mejorado notablemente desde que Aider asumió sus compromisos en la co-gestión del área, continúa Atoche, recibimos ahora su apoyo técnico y también el logístico”. Ya pasó el tiempo, lo comentamos con un funcionario de la ONG mencionada, en que los guardarques tenían que salir a patrullar con uniformes raídos, calzado inadecuado y sin las herramientas de trabajo que su labor requería. Don Enrique conduce  una moto lineal en buen estado para llegar a tiempo a los distintos puestos de vigilancia, las instalaciones del puesto de control donde labora han sido mejoradas y el personal con el que labora diariamente recibe capacitaciones permanentes  en temas referidos al turismo, una de las actividades que más demanda tiene  en este sector del área protegida.

“Usted verá, comenta Atoche, el turismo ha crecido mucho en este sector, todos los fines de semana nos visitan familias enteras y a todas tenemos que brindarles un buen servicio, no es fácil, tenemos que duplicar nuestras energías”. Esa es otra de las novedades que pudimos observar durante nuestra estancia en Tumbes: sus quebraditas, sus cuerpos de agua, los bosques cercanos a las vías de acceso a sus áreas naturales estaban llenos de peruanos y peruanas deseosos de vivir experiencias inolvidables en la naturaleza que les ha tocado cuidar.

«Me inicié como guardaparque voluntario en 1991 en el sector de Rica Playa, desde ese momento no he parado, mi vida la he entregado a la conservación de estos bosques». Foto Gabriel Herrera/ Viajeros.

Y allí hay un reto más para Atoche y sus compañeros de trabajo, se trata de garantizar que la visitación sea la adecuada, la propicia en espacios tan frágiles como la de los bosques secos y tropicales de Tumbes. Menuda tarea la que le toca cumplir a este esforzado soldado de la conservación, a este joven que pronto habrá de cumplir los sesenta abriles cuidando el territorio donde nació y  donde espera ver crecer a sus suyos.

“Me siento orgulloso de Cristian, mi hijo varón, que sea guardaparques como yo y como de alguna manera los fueron mis padres, que trabaje a mi lado cuidando este patrimonio, me da mucha satisfacción”. Claro que sí, don Enrique, ya van tres generaciones de Atoches protegiendo el futuro que le pertenece a sus nietos y a los hijos de ellos…

Cristian y Enrique Atoche: unidos en la misma empecinada tarea, cuidar lo que les pertenece a los que vendrán… Foto Gabriel Herrera / Viajeros.

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