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La lucha del ostrero pitanay por sobrevivir en las costas sudamericanas

Mi opinión

El estado de conservación del pitanay en Chile, allí lo conocen como pilpilén, es de terror. La nota que les dejo por aquí indica que ya hay lugares de la costa de ese país donde la especie ha dejado de reproducirse debido a la presencia de perros domésticos, que los espantan y muchas veces los matan, y el tránsito de vehículos de todo calibre moviéndose a sus anchas por las playas donde suelen anidar. Hace buen tiempo que venimos comentando sobre los peligros de ese estúpido hábito humano de creer que somos los únicos habitantes del planeta. En Chile, y también en el Perú, la conversión de casi todas las playas de arena en territorios apropiados para utilizarlos y urbanizarlos a la mala, sin previsión, privilegiando el divertimento nuestro o el negocio sobre la naturaleza, se ha vuelto común. Es importante llamar la atención sobre este problema, los ostreros pitanay, que por cierto son bellísimos y distinguibles a leguas, constituyen una de las tantas comunidades aviares que nidifican en la arena de las playas litorales, solo allí, arrebatarles esos espacios los va a conducir simplemente a la extinción. Tenemos que saberlo para generar medidas de protección como las que han tomado con acierto los vecinos de Punta Negra, al sur de Lima, que cercaron un área de su inmensa playa para volver a cedérselas a la especie en mención. Lo mismo he visto en uno de los playones de pantanos de Villa. Buenísimo. De eso se trata…


Por Antonia Gómez para Austerra Society. Foto Michael Cassela/ Chile Animal

Expuesto a un peligro latente, el Pitanay (Haematopus palliatus), o Pipilén como lo llaman en Chile, deposita sus huevos en la arena de las costas chilenas. Sus nidos, invisibles al ojo desprevenido quedan vulnerables ante cualquier ataque: perros que corren libres, vehículos motorizados e intervención humana.  

En el marco del Día Mundial de las Aves Playeras, el Pilpilén se alza como un símbolo de la lucha por la supervivencia en las costas chilenas. Con su distintivo plumaje pardo y vientre blanco recorre las playas de nuestro país, enfrentando constantemente amenazas que ponen en riesgo su capacidad de subsistir.

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Es considerado un indicador biológico, es decir, su presencia es signo de buen estado en los ambientes, afirma el sitio de Aves Chile. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la clasifica como de “Preocupación menor”, sin embargo, la medición de especies del Medio Ambiente: Clasificación de Estado de Conservación (RCE), considera que se encuentra en la fase de Casi Amenaza.

Créditos: Fundación Cosmos.

Según Chile Animal, algunos estudios han revelado cifras reproductivas alarmantes, llegando a 0% en algunas localidades. Este es el caso del Santuario de la Naturaleza Humedal Río Maipo, área protegida ubicado en la desembocadura del río Maipo, donde entre los años 2017 y 2021 no se registraron eclosiones de huevos. Las razones son varias; desde la creciente presencia humana en sus espacios de nidificación, la falta de tenencia responsable de mascotas, hasta la destrucción de sus entornos naturales.  

Por este motivo es que la Fundación Cosmos ha trabajado intensamente por la protección del Pilpilén durante los últimos ocho años. El Coordinador de Proyectos de Conservación de la fundación, Matías Fuentealba, resaltó el papel que cumple el Santuario de la Naturaleza Humedal del Maipo, ubicado en Santo Domingo, en la protección de estas y otras especies.

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“El Pilpilén ha enfrentado importantes dificultades en su ciclo reproductivo. Entre 2017 y 2021, no registramos ningún éxito reproductivo, principalmente debido a perros de vida libre y a personas que tienen sin correa a sus mascotas en las playas”, sostuvo Fuentealba.

En respuesta a esta crisis Cosmos realiza campañas de tenencia responsable durante el verano e instaló un cerco de aproximadamente 6 mil metros cuadrados, cuyo objetivo es impedir que tanto personas como otro tipo de depredadores ingresen a las zonas de nidificación.

Créditos: Fundación Cosmos.

En primera instancia, el primer cerco instalado en el año 2020 fue una colaboración entre la Fundación Cosmos, el Programa de Becarios para Soluciones Costeras de la Universidad de Cornell y la Red de Observadores de Aves de Chile (ROC).  Luego de presenciar cómo los prototipos de jaulas y cercos de menor tamaño no tenían efectividad, debido a la superficie que esta ave necesita para reproducirse exitosamente, decidieron impulsar este proyecto agrandando y realizando mantenciones al cerco. Esto mejoró su capacidad para mantener lejos a zorros y perros.

Fuentealba destacó que para el verano del 2021, tras realizar las modificaciones, este trabajo comenzó a dar frutos aumentando el número de nacimiento del ave.

Pese a la existencia de sanciones a partir de la ordenanza municipalidad de la Ilustre Municipalidad de Santo Domingo, como la ley de tenencia responsable de mascotas, Matías Fuentealba rescató que: “la educación medioambiental es el papel más importante y crucial de todos. Estoy seguro que si fuéramos conscientes del impacto de nuestras acciones no tendríamos tasas de reproducción cero en especies”. 

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